El juicio por la matanza fascista de 1980 comienza hoy en Bolonia
El juicio sobre el más sangriento de los atentados que ha conocido Italia comienza hoy en Bolonia. El 2 de agosto de 1980, la explosión de una bomba colocada por extremistas de derecha en la estación de ferrocarril de Bolonia causó la muerte a 85 personas y heridas a 200. Tras años de incertidumbre, polémicas, inaniobras de los servicios secretos y enfrentamientos entre los propios jueces, se sientan en el banquillo -por primera vez en un proceso sobre terrorismo- no sólo los éjecutores materiales del atentado sino también sus inspiradores. Y, con ellos, cuantos, en los entresijos del poder oculto, utilizaron el atentado con fines políticos. Faltarán sin embargo, los responsables del tercer nivel, es decir, los políticos que permitieron que se pudiera cimentar un poder paralelo al Estado.Los acusados que hoy se presentarán ante los jueces son 19. A ellos habrá que añadir, en la próxima vista, el último y quizas más importante de todos: Francesco Pazienza, que había organizado unos servicios secretos paralelos para ayudar a Licio Gelli, gran maestro de la logia seudomasónica P-2, en sus fines de desestabilización y que, cuando éste fué encarcelado, tenía que haberle sustituido.
Según el fiscal, los autores materiales del atentado fueron los recién casados Giusva Fioravanti y Francesca Mambra, del NAR (Núcleos Armados Revolucionarios) junto con otro fascista, Sergio Picciafuoco, que resultó herido. Peto en el banquillo estarán hoy también los ideologos neofascistas Paolo Signorelli, Massimiliano Facchini y Roberto Rinani. Y entre los acusados de lujo figuran Licio Gelfi, aún fugitivo, y dos altos oficiales de los servicios secretos, miembros también de la P-2: el general Pietro Musumeci y el capitán Giuseppe Belmonte.
Los jueces han llegado a la conclusión de que la matanza fue dirigida y buscada por la P-2 como punto máximo de desestabilización, para preparar un golpe blanco, y que fueron Gelli y sus servicios secretos quienes fingieron un atentado organizado por terroristas internacionales en la línea ferroviaria Roma-Bolonia para desviar las investigaciones de los ambientes fascistas.
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