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El madrileño libro de los récords

La capital del reino y su provincia poseen 19.600 militares, 1.800.000 gallinas, 44.161 viudos y 205.453 lavaplatos

La capital del reino no tiene cielo velazqueño, tampoco sufre más el frío que cuando el alzamiento, el bombazo turístico ni le roza y el estrés de la gran ciudad brilla por su ausencia. Eso dicen las estadísticas sobre Madrid y sus peculiares vecinos, habitualmente llama dos madrileños. Después de tan concienzudos estudios, los números y los tópicos sobre Madrid sólo coinciden en tres cosas: no hay osos, no hay madroños y ningún madrileño murió por parto. Es el particular libro de los récords, según el anuario estadístico correspondiente a 1985.

A cada madrileño le toca un cuarto de coche, un cuarto de carta, un televisor, un huevo de gallina madrileña -de las más ponedoras de España-, un tercio de turista extranjero y medio teléfono. Por cada banco hay 1.655 madrileños, y 432 vecinos por bar. Son los números del Anuario Estadístico de la Comunidad.La estadística ha eliminado el famoso cielo velazqueño de la capital de España. Si se olvida la contaminación, sólo se puede ver unos 100 días al año, el resto, nubes y claros, aunque la claridad desciende paulatinamente en los últimos años. Tampoco es muy acertado eso de que "para frío el de antes de la guerra". De 1931 a 1960, diciembre tuvo una media mínima de 6,5 grados bajo cero, mientras que de 1961 a 1980 la media fue de 9,2 grados bajo cero. Cuando se dice eso de "mucho ha llovido desde entonces", es verdad, sobre todo en los últimos 20 años.

La ciudad no trastorna

Las estadísticas dan por tierra con el tópico del estrés de la gran ciudad. En Madrid, pocos se mueren de nervios y casi ninguno por loco. En 1980 fallecieron por enfermedades mentales 33 hombres y 46 mujeres, la mitad que en 1975. Eso sí, otros 260 madrileños se fueron a la tumba con los nervios deshechos; 39 se suicidaron (sólo nueve eran mujeres).De 1975 a 1980, un 50% de madrileños o madrileñas muere por enfermedades del aparato circulatorio. A la hora de la muerte, no hay grandes diferencias sexuales. El anuario confirma que sólo las mujeres mueren por parir (14 en 1975, dos en 1980), y que cada año fallecen en la capital 1.000 hombres más que mujeres. Así se comprende que haya 168.000 hembras más que varones.

Ellas, con la edad, son más duras. En 1981 había 44.161 viudos y 210.344 viudas, pero menores de 20 años había 581 viudos y sólo 91 viudas. De esa edad no hay ningún divorciado, pero sí 227 separadas.

En 1980, Madrid celebró 20.852 bodas -el 10% de toda España- y 28.000 funerales -581 de ellos, de bebés-. Las estadísticas confirman que el trabajo no mata. Desde hace seis años no se produce una sola enfermedad profesional, aunque en el último año sí murieron por accidente laboral 95 madrileños.

Casi los mismos (91) perdieron la vida en las calles de la ciudad. Pese a lo mal que está el tráfico, no tiene visos de mejorar. El último año se sacaron el carné 80.000 personas, y, como casi siempre, el doble de hombres que de mujeres. Ya hay 1.372.881 coches y sólo el 7,8% de las viviendas tiene garaje.

No es el único problema de las viviendas madrileñas. El 80% tiene más de 20 años; el 5,6% carece de agua corriente; el 31,2% no tiene calefacción, y el 25% tiene menos de 50 metros cuadrados. Los inquilinos de un 4% de las viviendas se lo hacen fatal: no tienen retrete.

Desde 1974 los hogares madrileños poseen los mismos tocadiscos, menos radios y menos motocieletas; todos tienen televisor, casi todos frigorífico y lavadora; aumenta el número de radiocasetes y máquinas fotográficas. En 1974, de cada 100 hogares había 10 bicicletas; en 1981 sólo quedaba una. Los madrileños tienen 205.453 lavavajillas, 720.570 máquinas fotográficas y 2.653.619 teléfonos.

Con 7.995 kilómetros cuadrados (el 1,6% del territorio nacional) y 4.801.662 habitantes, Madrid tiene el 12,5% de la población del Estado. Todo a costa de apreturas: hay 4.650 vecinos por kilómetro cuadrado. Los metros que faltan en la capital sobran en Puebla de la Sierra: cada vecino tiene 1.100 metros cuadrados. Si algún vecino toca a menos, que reclame. Las estadísticas no mienten.

En la misma región, Madarcos es el extremo opuesto de la capital, con 34 habitantes. En este pueblo votan todos menos uno. El récord lo tiene Redueña, en donde votan 63 de 63.

Buenas ponedoras

De los 178 municipios de Madrid, en 129 no se proyectó ni una sola película en 1985. Por mucho que se empeñe Pilar Miró, los madrileños verán cine si lo ponen en televisión.Las gallinas madrileñas (1.800.000) superan la medianacional de producción de huevos. En 1985 pusieron 450 millones de huevos. Es decir, que cada gallina madrileña pone al año 22 huevos más que una gallina de provincias.

Aparte, en la tierra de Leguina pastan 39.000 cabras, 103.000 ovejas y 85.300 cerdos, la mayoría con más de 50 kilos de peso. Sólo el 1% de los asnos y burros de este país (288.200) es madrileño.

Con la tercera parte de la superficie forestal ocupada por encinas y el 14% por pinos silvestres, la región tiene en manos privadas el 60% de sus montes. Se desconoce si en alguno crece un madroño, aparte del que figura en el escudo.

Hasta septiembre, Madrid tenía 344.800 parados, un 19,32% de la población activa (1.784.400). Es decir, de cada 100 habitantes de la región 37 están en disposición de trabajar, pero sólo 30 lo hacen. En 1981, cuando la población ocupada era de 1.404.000 personas, la industria ocupaba a 475.000 y las labores administrativas a 319.000 personas, a las que había que añadir 29.000 dedicadas a la dirección y gerencia de empresas y organismos públicos; otras 194.000 personas desarrollaban profesiones liberales.

El personal dedicado a hostelería, trabajos domésticos y de seguridad (185.000) superaba a los comerciantes y vendedores (145.000). En esa fecha había más profesionales de las Fuerzas Armadas (19.600) que personas dedicadas a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, que eran 18.800. El anuario no especifica el porcentaje de pescadores, pero sí el número de mineros: 933.

La pasión teatral

El boom turístico nunca pasa por el Manzanares. De los 12 millones de extranjeros que llegaron a España en 1985, sólo 1.360.000 se acercaron a Madrid. No es extraño que desde 1978 disminuyan las plazas hoteleras.Pese a los escasos turistas, Chopera recaudó en Las Ventas 777 millones de pesetas a costa de los toros; los museos madrileños recibieron 2.488.500 visitas; aunque la mayoría fue para el Prado, con 1,8 millones de visitantes; 0,3 millones recibió el Museo de Arte Contemporáneo, y 0,262 el Arqueológico; el siguiente , el Etnológico, no llegó a 23.000 visitas anuales. La media de espectadores por función en los tres teatros nacionales de Madrid cabe en cuatro vagones de metro: 480.

Unas 2.901 agencias bancarias, 478 agencias de viajes, 12 restaurantes de lujo, 11.096 bares y 2.684 talleres componen el paisaje, mayoritariarnente urbano, de Madrid. Una provincia que expide la tercera parte de los telegramas de España (1.079.500 telegramas, medio millón menos que en 1978), la quinta parte de todas las cartas del Estado (534.278) y que descuelga el teléfono durante 14.647 millones de pasos de contador.

Por lo demás, cada vez hay más madrileños fuera de Madrid y más provincianos dentro de la capital, sin contar los 36.500 extranjeros con residencia permanente. En 1984 emigraron 60.679 madrileños -20 veces más que en 1961-, y otros tantos provincianos se instalaron en la capital. Así que el madrileño de Madrid no deja de ser otra ilusión del libro de los récords.

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