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El Vaticano considera "histórica" la reunión del Papa y el jefe del Estado polaco

Juan Arias

Juan Pablo II calificó de "indudablemente histórica" la reunión que mantuvo ayer en su biblioteca privada del Vaticano con el general Wojciech Jaruzelski, jefe del Estado polaco, y afirmó que espera que la visita dé los "resultados deseados para Polonia y para Europa". Aunque la visita tenía que ser protocolariamente privada, al no existir relaciones diplomáticas entre Varsovia y la Santa Sede, la entrevista revistió el máximo de solemnidad. Hubo alfombra roja, y la representación oficial -40 personas- que acompaña al general también fue recibida por el Papa polaco.

Lo más importante fue la conversación, a puerta cerrada y sin testigos, entre Jaruzelski y el Papa, que duró 70 minutos, un récord histórico en las visitas de los jefes de Estado al Pontífice, sobre todo si se tiene en cuenta que la entrevista se desarrolló sin intérpretes. De ahí que los observadores hayan calificado el encuentro, más que como una visita formal, como "una mañana de trabajo". El comunicado oficial de la sala de Prensa del Vaticano señaló que la entrevista había sido "clara, abierta y profunda", y el mismo general Jaruzelski, inmediatamente después de la reunión con el Papa, dijo, al responder a un periodista, que "dos polacos no pueden dejar de entenderse cuando se trata de los problemas más importantes para Polonia y para Europa."La satisfacción de Jaruzelski por el largo coloquio mantenido con el papa Wojtyla quedó patente en el hecho de que ante Juan Pablo II, y por vez primera desde que llegó a Italia, se le vio ayer sonreír. A la pregunta de si había encontrado comprensión por parte del Papa sobre los temas discutidos, el presidente polaco fue, sin embargo, muy diplomático y, tras afirmar que había quedado "muy satisfecho" del encuentro, añadió. "Ahora corresponde al Papa pronunciarse, aunque yo confío en que he encontrado su comprensión".

Tres temas

El comunicado oficial vaticano, escueto por tratarse de una visita privada, revela que fueron tres los temas abordados en la larga conversación: los problemas de la sociedad polaca, las relaciones entre Iglesia y Estado en Polonia y la paz internacional. Al parecer, el general Jaruzelski presentó ayer al papa Wojtyla una especie de plataforma de lo que podría ser el futuro concordato entre la Santa Sede y el Gobierno de Varsovia, como paso previo a la apertura de relaciones diplomáticas formales.

El hecho de que el general Jaruzelski haya dado a entender que ahora corresponde al Papa juzgar los resultados del encuentro podría significar que el presidente polaco le ha presentado todo lo que puede ofrecer a la Iglesia en este momento para llegar a un esi ado jurídico de relaciones oficiales.

El general polaco llegó al encuentro vaticano a tas 10.50 horas, según el protocolo. La comitiva de Jaruzelski estaba formada por 16 automóviles, que atravesaron la plaza de San Pedro bajo un tremendo aguacero, mientras un grupito de 10 militantes del Partido de la Democracia Proletaria protestaban, con en pancartas en favor del prohibido sindicato polaco Solidaridad. Los periodistas acreditados ante el Vaticano, únicos testigos de la protesta en la plaza empapada de agua, comentaban que aquella escena habría entristecido a Lech Walesa, al ver qué pocos defensores quedan, incluso en Italia, del primer sindicato libre nacido tras el telón de acero.

'Réquiem' para Solidaridad

Otros comentaban, mientras el estrecho arco de las Campanas tragaba, uno a uno, los coches oficiales, que el encuentro privado entre Woityla y Jaruzelski era como el réquiem oficial y definitivo de la experiencia de Solidaridad, así como la apertura del nuevo capitulo del compromiso histórico, que será sellado con el tercer viaje a Polonia, en junio, de Juan Pablo II, desplazamiento cuya importancia destacó el propio Wojciech Jaruzelski.

En el intercambio de regalos al final del coloquio privado, el Papa estuvo bromeando con el general polaco. Al entregarle un imponente volumen sobre las obras de restauración de la capilla Sixtina (tan grande que un monseñor tuvo que ayudar al Papa a sacarlo de su voluminosa caja azul), Juan Pablo II dijo a Jaruzelski: "Las fotografías han sido hechas por los japoneses, pero Miguel Angel no era japonés". Jaruzelski regaló al Papa unos discos de Chopin y un cuadro del pintor polaco Klis que representa unas imágenes de Wadowice, el pueblo natal de Karol Wojtyla. Juan Pablo II, al verlo, indicó al general con el dedo, cariñosamente, el lugar en que estaba la casa donde había nacido, y vivido durante su infancia.

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