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Felipe González aboga por soluciones políticas contra el terrorismo, tras entrevistarse con Arafat

El presidente del Gobierno, Felipe González, declaró ayer, tras su entrevista con el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, que "mientras no haya respuesta política a los problemas de enorme envergadura que existen en el Medio Oriente, seguirá habiendo explosiones de violencia". Felipe González llegó más lejos cuando añadió que están "en una posición de ceguera" quienes no ven que el terrorismo es la respuesta de los problemas políticos de fondo de un pueblo. González fue rotundo al expresar la necesidad de que Europa se implique en la búsqueda de soluciones políticas para acabar con el terrorismo. La entrevista con Arafat se celebró en el domicilio del secretario general de la Liga Árabe, Chadli Klibi.

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El presidente, que tras sus declaraciones solicitó a los informado res que no se malinterpretara cuanto acababa de manifestar había dicho: "No es posible mantener generaciones que nacen y crecen en una situación de esa misma naturaleza [la violencia] y pretender que de esa situación no surjan brotes de reacción crudos y violentos".A pesar de que todas las declaraciones del presidente del Ejecutivo español se referían al problema de Oriente Próximo, los periodistas intentaron que aclarara ciertos paralelismos con el terrorismo interior español que los informadores deseaban plantear a medida que el presidente iba entrando en materia No obstante, la falta de tiempo impidió que ofreciese tales explicaciones.

Respecto a las reacciones que puede provocar en el resto de los países europeos su entrevista con Arafat, González explicó "No me preocupa; más bien creo que la mayoría de los países mediterráneos verá con carácter positivo este encuentro".

El presidente del Ejecutivo español aseguró que ningún país de la Comunidad Europea (CE) tenía conocimiento previo antes de que la reunión se produjera.

Iniciativa de Europa

Felipe González insistió durante su conferencia ante la Prensa internacional sobre la operación de bisagra que puede ejercer Europa en estos momentos para intentar una solución política que conduzca al cese de hostilidades en Oriente Próximo. "Si Europa diera un paso adelante, sería aceptado por las grandes potencias", añadió.El responsable de la política exterior de la OLP, Faruk Kadumi, también insistió en este punto, y resaltó la oportunidad en este momento -"la política de EE UU está concentrada actualmente en la solución del Irangate"- para que Europa se decida.

Establecer un foro de carácter flexible para centrar el diálogo euro-árabe interesa más a España, Italia y Francia que a los daneses, alemanes y holandeses, explicó Felipe González, tratando de aclarar cuáles son las dos posturas dentro del seno de la Comunidad Europea, aunque sin hacer mención al Reino Unido. Este país se encuentra en el lugar más apartado del foco árabe mediterráneo tras su ruptura de relaciones con Siria, causada precisamente por la implicación en el terrorismo internacional en el asunto Hindawi, el palestino acusado de un atentado frustrado en Londres contra un avión israelí.

"En general, el fenómeno del terrorismo creo que tiene implicaciones internacionales; esto resulta relativamente lógico, porque cuando los grupos, sean de un país o de varios, actúan de manera violenta y con acciones terroristas, tienen necesidad de buscar su apoyo donde les pueda ser ofrecido", dijo el presidente.

Éste fue uno del los análisis que hizo el jefe del Gobierno español desarrollando la última pregunta que se le planteó en su conferencia de prensa.

El presidente español agradeció la oportunidad que le había brindado Chadli Klibi, "que nos ha permitido", dijo, "tomar un café en su casa". González, que según sus propias palabras, escuchó más que habló, dijo que Arafat acepta todas las resoluciones de la ONU. "Se puede decir que he encontrado [en Arafat] una actitud optimista dentro de la preocupación por la situación de los campos por el agravamiento de la tensión en los territorios ocupados", declaró González.

Por su parte, Arafat explicó, a la salida, que la reunión había sido un éxito y que agradecía a Felipe González -"su excelencia", según sus palabras-, a los diputados y al pueblo español la celebración de la reunión.

Tan sólo en un punto de la conferencia de prensa se notó una falta de cohesión sobre el contenido, rigurosamente fijado de antemano, de la reunión. Fue cuando Faruk Kadumi, máximo responsable en política exterior de la central palestina, que acompañaba a Arafat, aseguró que España está reconsiderando elevar el rango de la oficina de la OLP en Madrid.

Oficina de la OLP en Madrid

Felipe González declaró que el reconocimiento de la oficina de la OLP en Madrid (un reconocimiento intermedio que no alcanza el carácter de embajada, aunque sí figura en el apartado de otras representaciones en la lista diplomática) "es el máximo nivel posible dentro de la legalidad vigente". La OLP sólo tiene misiones reconocidas como embajadas en Atenas y Viena. Arafat escurrió habilidosamente la respuesta explicando que ésta no era la cuestión fundamental entre España y la OLP. Kadumi viajará a Madrid en la próxima primavera, respondiendo a una invitación oficial.Felipe González resaltó la importancia de la celebración de una conferencia internacional para la paz de Oriente Próximo que recoja el derecho de autodeterminación del pueblo palestino. "Y creer en la autodeterminación significa, como, su propia palabra indica", puntualizó González, "no pronunciar, se sobre cuál será la decisión final y respaldar como válida cualquier solución que tome el pueblo palestino en función de sus intereses", concluyó.

Un kefir entre una nube de guardaespaldas

La entrevista entre Felipe González y Yasir Arafat se desarrolló en el chalé del secretario general de la Liga Árabe, Chadli Klibi, un edificio de dos plantas, rodeado de un jardín, en el número 9 de la calle dedicada al escritor tunecino de ascendencia sevillana lbn Jaldun, a unos 15 kilómetros de la capital.Felipe González llegó con sus acompañantes y escolta, dispuestos en seis Mercedes, a las 7.50. Diez minutos más tarde, una decena de hombres rudos precedidos por un rugido de motores ocupaba la pequeña calle donde se encuentra la residencia de Klibi. Del segundo de los siete automóviles, un Mercedes 420 SEL matrícula de Zúrich, descendía Yasir Arafat, del que sólo se distinguía su característico kefir blanco y negro entre una nube de guardaespaldas. Un fusil Kalasnikov de fabricación soviética permanecía a la derecha del conductor del líder palestino.

El barrio mediterráneo de Cartago-Byrsa fue ocupado por los cuerpos de seguridad durante los 60 minutos que duró la entrevista.

A la salida, el sonriente Arafat trató de organizar un encuentro con los periodistas a su regreso de Argel, país que propicia la unidad palestina y adonde se trasladó por vía aérea, después, de su entrevista con González. El encuentro de Arafat con los periodistas españoles no se llevará a cabo porque hoy se desplazan a Egipto para seguir el viaje del presidente.

Al término de la conferencia de prensa, Felipe González, acompañado de su esposa, Carmen Romero, y del resto. de los miembros de: la delegación se trasladó a Dougga, donde se encuentran unos importantes yacimientos arqueológicos.

Por la noche, el presidente del Gobierno español, ofreció a su homólogo tunecino, Rachid Sfar, una cena, a la que asistieron altos funcionarios, de los dos países y una nutrida representación de la vida política, económica y social tunecina.

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