Panorama sombrío

Resulta muy palpable que la organización de la justicia se halla anclada en un modelo obsoleto, inmovilista y antidemocrático. De nada sirve la promulgación de nuevas leyes orgánicas, sustantivas y procesales, si los encargados de aplicarlas rinden culto a principios y filosofias no ya de matiz claramente inmovilista y retrógrado, sino en franca oposición con las normas mínimas de la decencia, la rectitud, la honestidad y la probidad. El problema es, con todo, mucho más grave de lo que a primera vista pueda parecer. Nuestra justicia constituye vergüenza, insulto y vejación nacionales; no tiene remedio, a no ser echar abajo todos los pilares y estructuras sobre los que se sustenta. Pero como esto parece del todo punto imposible de realizar a corto plazo, debería implantarse un procedimiento de elección directa de los jueces y magástrados, comenzando al principio por el escalafón inferior, para más tarde hacerlo extensible a todas las instancias y categorías jurisdiccionales; proceder a restablecer la institución del jurado para toda clase de juicios,- y, finalmente, un nuevo cambio de mentalidad de todas aquellas personas que intervienen en el proceso, de índole abierta, flexible y respetuosa para con los pareceres e ideales de los demás. Todo ello para que la justicia no sea un cachondeo y otros epítetos aún peores.- Abogado.