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Rosario Valdés-Lamug

Luchadora por la enseñanza del español en Filipinas

La enseñanza del español recibió varios golpes duros en Filipinas bajo la dictadura del presidente Ferdinand Marcos, y se rebajó el nivel de uso de esta lengua. Con la nueva presidenta, Corazón Aquino, no parece que las cosas mejoren, y, por ejemplo, por vez primera, el español queda excluido como futura lengua oficial en la nueva Constitución filipina (sólo se recomienda promoverlo, junto al árabe, como lenguas minoritarias), que será sometida a referéndum el próximo 2 de febrero.

Rosario Valdés-Lamug, presidenta de la Confederación Nacional de Profesores de Español, es una tenaz luchadora por la supervivencia del español en Filipinas, que aún enseñan unos 2.500 profesores. "Resulta difícil de comprender", explica Rosario, "cómo Filipinas, con sus fuertes raíces hispanas, deja cada vez más de lado la enseñanza del español, cuando en los países vecinos, como Japón, Corea, China o Taiwan, la enseñanza del español gana cada vez mayor preponderancia".

Descartado de las escuelas

"La enseñanza del español en Filipinas", añade Rosario Valdés-Lamug, "fue restituida desde 1952.y marchó bien hasta el año 1967, cuando crecieron ciertos grupos contrarios a la enseñanza del español, hasta lograr, en 1971, que los congresistas contrarios al, idioma redujeran la enseñanza en un 50%, pasando de 24 a sólo 12 unidades en la enseñanza superior. En el año 1976, el español fue descartado de las escuelas secundarias".Valdés-Lamug opina que es "incomprensible" tal reducción teniendo en cuenta el peso del español en el mundo. "Aunque sólo fuese por razones de pragmatismo, debería mantenerse", añade.

Recuerda al mismo tiempo las razones históricas "de estas islas, que vieron la luz del día hace 465 años, cuando España plantó la santa cruz en ellas, e insuflándoles el primer hálito de unidad, les dio el nombre de su príncipe", escribió en una conferencia Valdés-Lamug, en su español, que ha guardado muchas expresiones antiguas, como la de preguntar por "¿cuál es su gracia?" al pedir el nombre a una persona.

"Desde el siglo XVI", continúa Valdés-Lamug, "el español se empezó a hablar en Filipinas, y millones de documentos, entre los cuales unos 12 millones están todavía por traducir, cuentan nuestra historia en español". Para el visitante de habla hispana, lo más curioso de Filipinas resultan los nombres de sus habitantes, nombres españoles, que en la mayoría de los casos han sido reducidos a apodos anglófilos, en un país que fue colonizado por EE UU durante 48 años, hasta que alcanzó su independencia, en 1949.

30.000 vocablos

"Ésta es la lengua que ha influido en la mayoría de nuestros dialectos, encontrándose unos 30.000 vocablos españoles en nuestras lenguas indígenas", expone Valdés-Lamug, recordando que en el idioma tagalo cantidad de palabras se dicen en español, incluidos los días de la semana, o, en el caso del dialecto denominado chabacano, hablado principalmente en Zamboanga, se trata de una mezcla de castellano antiguo y dialectos locales. Objetivamente, la batalla del español en Filipinas parece estar perdida desde hace ya muchos años, y sólo quedaría reforzar, con vistas al futuro, los lazos del lenguaje universal de la cultura entre es pañoles y filipinos, en un país donde la palabra España aún suena en esas lejanas latitudes del trópico. Rosario Valdés-Lamug está dispuesta a continuar su lucha en pro del idioma y la cultura españoles en "Pilipinas".

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