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Dos niños abandonados por su padre en Granada, con signos de congelación

María José y Valentín Balbuena Guerra, de seis y siete años de edad, respectivamente, fueron recogidos a primera hora de la madrugada de ayer en Granada por una patrulla de la Policía Municipal del interior de un vehículo abandonado donde dormían. Los niños, que presentaban los primeros síntomas de congelación y llevaban 48 horas sin comer, habían sido expulsados de su domicilio, junto al camino de Ronda, unas horas antes por su padre, Valentín Osuna. Los pequeños son hijos no matrimoniales de Osuna y Josefa Balbuena. La madre ha huido del domicilio familiar debido a los malos tratos que recibía de su pareja. Ayer tarde, la Policía Municipal no la había localizado.Los agentes municipales intentaron durante la madrugada de ayer, sin éxito, que algún orfanato se hiciera cargo de los niños. Más tarde, María José y Valentín fueron trasladados al domicilio de una hermana suya mayor, Dolores, de 17 años, casada y con un hijo de pocos meses. Durante la mañana de ayer, Dolores Balbuena envió de nuevo a sus hermanos al domicilio paterno, donde se encontraban a primera hora de la tarde. La Policía Municipal prepara una denuncia ante el juzgado para quitar la tutela de los niños a sus padres. El padre de los niños, en estado de embriaguez, se negó a abrir la puerta de la casa a la policía.

Según confesaron María José y Valentín, el padre es bebedor habitual y con frecuencia los expulsa de casa y deben pernoctar en el vehículo abandonado. A la hora en que fueron recogidos por la Policía Municipal, tras recibirse la llamada de una vecina, la temperatura era de varios grados bajo cero, y los niños carecían de ropa de abrigo. Presentaban algunas magulladuras, provocadas, al parecer, por las frecuentes palizas que les daba el padre.

La madre de los niños se dedica a la venta ambulante de tabaco y golosinas, y hace algún tiempo que no se la ve en la plaza de Biba-Rambla, el lugar habitual que escoge para instalar el negocio. El domicilio familiar consiste en una doble habitación desvencijada, y está situado en la denominada Huerta de la Pañoleta, ya al comienzo de la vega granadina. A mediodía de ayer, los pequeños estaban jugando en una de las estancias, mientras el padre dormitaba en una especie de cuadra situada junto a la casa. Los centros de acogida de niños consultados por la policía se negaron a hacerse cargo de ellos hasta tanto el juez no suspendiera a los padres de la tutela.

Pese a llevar dos días sin comer, los niños no presentaban signos de especial debilitamiento, y según su confesión, desde hace tiempo habían convertido el Citroén de donde fueron recogidos en su segundo hogar. El padre no tiene profesión conocida.

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