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Entrevista:REVUELTA ESTUDIANTIL EN FRANCIA

David Assouline, nuevo rostro para el movimiento universitario

El portavoz de los estudiantes cree que la unidad es un paso obligado para el éxito de su lucha

Lluís Bassets

L. B., El movimiento estudiantil francés tiene pocos dirigentes conocidos por el gran público. Hasta el surgir de David Assouline, dos eran los dirigentes que destacaban: la imagen casi formal del movimiento, que es la de Philippe Darruilat, conocido como Radiola por los estudiantes, presidente del sindicato, próximo a los socialistas, Unión Nacional de Estudiantes de Francia-Independiente y Democrática (UNEFAD), y la imagen de los medios de comunicación, que es la de Isabelle Thomas, militante socialista y también de SOS-Racismo, y dirigente de la universidad de París XIII Villetaneuse, donde arrancó el movimiento.

Ahora, en la apoteosis amarga de una victoria empañada por la muerte de un estudiante, la imagen que ofrece el movimiento es la del rostro moreno y serio de un joven de 27 años, que está escribiendo su trabajo de licenciatura en la universidad de Jousseu sobre las inmigraciones en Francia entre las dos grandes guerrasque da clases de francés, historia y derecho laboral en un liceo y que no milita en el partido socialista, sino en un pequeño grupo trotskista que responde por las siglas de LOR (liga Obrera Revolucionaria). Su equivalente español es el Partido Obrero Revolucionario de España (PORE).Este rostro circunspecto, el de David Assouline, es el que pudieron ver los telespectadores franceses el lunes, sorprendidos al advertir que a los estudiantes no les bastaba el éxito descomunal de derrotar al Gobierno de Jacques Chirac, sino que querían pasear su victoria hoy, miércoles, por las calles de París y de las principales ciudades francesas bajo el lema Nunca más, en una clara advertencia al Gobierno y a toda la clase política sobre la fuerza de este nuevo movimiento. Assouline es también el único estudiante universitario que tomó la palabra, el jueves 4 de diciembre, en la reunión del buró de la Coordinadora Nacional de Estudiantes con el ministro de Educación, René Monory, para decirle, sin más, que no había nada que negociar si no era la simple y rotunda retirada de la ley de Reforma Universitaria. Por esta actitud enérgica y tajante, algunos medios de comunicación han imputado a Assouline y a su LOR la intransigencia del movimiento.

David Assouline nació en Marruecos, en el pueblo de Sefrú, cerca de Fez, hijo de una familia sefardí francófona que se trasladó a Francia en 1967. No tuvo una educación religiosa, aunque algunos miembros de la familia son practicantes. Milita en esta rama del trotskismo desde 1975. Por sus actividades profesionales, su protagonismo en el movimiento v su oratoria, ponderada y enérgica, Assouline aparece como un buen candidato para irrumpir en la escena política

Pregunta. Este nuevo movimiento estudiantil, a diferencia del de 1968, parece moverse en el marco de las instituciones democráticas.

Respuesta. La voluntad de este movimiento desde el principio es la retirada total de la ley Devaquet. Hemos ido a la Asamblea Nacional para pedirla. Es normal. Pero la forma clásica de funcionamiento de los movimientos sociales, consistente en exigir y luego negociar, no es la nuestra. Hemos dicho desde un principio que no negociamos nada, que sólo queremos la retirada de la ley.

Convencer al Parlamento

P. Pero en 1968 nadie marchaba sobre el Parlamento, y esta vez sí.

R. Este movimiento no existe al margen de la sociedad. Cuando los jóvenes se movilizan, hacen presión para mover al Parlamento; pero incluso cuando el Gobierno decide retroceder en puntos fundamentales se continúa diciendo que se quiere la retirada total. Se va a la Asamblea Nacional porque es uno de los lugares donde se decide, pero esto no significa que se deba confianza a los diputados. El movimiento no ha contado más que con su fuerza para pedir que la ley sea retirada, y de ello ha sacado sus mayores energías.

P. ¿Qué ha sucedido con Isabelle Thomas, dirigente inicial, que no fue elegida posteriormente para el buró de coordinación? A partir de este cambio de personas, se ha hablado de radicalización.

R. Isabelle era ya conocida cuando la coordinadora no estaba todavía constituida. El conjunto de la Prensa decidió considerarla portavoz del movimiento, no los estudiantes. En el primer buró no salió elegida. El problema es que son los estudiantes quienes eligen a sus representantes. El buró no representa nada más que lo que le delega la coordinadora. La unidad es la garantía del movimiento. Personalmente, no me interesa una movilización minoritaria y radicalizada. Hemos tenido desde el principio hasta el fin una unidad y una orientación relativamente claras. Hemos actuado de forma que el movimiento respeta y no excluye a las minorías de sus instancias representativas. Pero en el caso de Isabelle Thomas hay otras razones. Los estudiantes no han querido aceptar el papel de estrella que le han adjudicado los medios de comunicación. En cualquier caso, si hay alguna diferencia con ella, es sólo de matiz.

P. ¿Cuáles son las perspectivas que se abren ahora después de esta victoria?

R. Por primera vez, la juventud ha vencido totalmente en sus reivindicaciones. Ha demostrado que la lucha vale la pena, que no todo se decide en manos de unos pocos, sino que las masas, cuando se movilizan, obtienen cosas. No quiero creer que el conjunto de la opinión francesa no comprenda el mensaje que ha transmitido la juventud. Además, en la situación de confusión producida por la crisis, se desprende que la unidad es un paso obligado para todas las luchas que quieren obtener la victoria de sus reivindicaciones. La expresión más acabada de esta unidad es una movilización que impone a todas las fuerzas el respeto de la voluntad de quienes luchan. Una conclusión personal: no se podrá gobernar a partir de ahora sin tener en cuenta que hay una generación que ha llegado a la lucha con una victoria.

P. Pero ¿esperaba usted una victoria tan rotunda?

R. Al principio, no. Tenía opiniones contradictorias. Después de la primera manifestación, sí. Rotundamente.

P. Lionel Jospin, secretario del partido socialista, ha pedido que se gestione bien la victoria.

R. Conociendo los objetivos primeros de su partido, quiere decir que hay que gestionarla bien para las elecciones presidenciales. Ésta no es mi perspectiva. Me sitúo más profundamente en la perspectiva de que gobierne quien gobierne debe tener en cuenta a la juventud y a la población, que pueden imponer sus derechos y obtener sus objetivos mediante la lucha.

P. Pero el movimiento tiene un aliado inapreciable en la presidencia de la República.

R. El conjunto de los que nos han apoyado no podía actuar de otra forma. Personalmente no pienso que sea una victoria para el partido socialista. Ellos quieren regresar al poder y gobernar. El hecho de que toda una generación participe de un estado de espíritu hará que incluso los socialistas no puedan gobernar sin tenerlo en cuenta. A corto término, con vistas a las próximas elecciones presidenciales, es evidente que si la elección final, en la segunda vuelta, es entre un candidato de derechas y otro socialista, la juventud que se ha expresado ahora tendrá la tendencia a escoger al socialista. Pero ésta es una cuestión secundaria.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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