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La auditoría que no se puede hacer

El informe preliminar de la auditoría interna -aún no concluida- encargada por Leocadio Marín al día siguiente de su toma de posesión, terminaba afirmando que no era posible hacer una auditoría porque no existen elementos contables que lo permitan. Se sabe, eso sí, que la entidad mueve unos 22.000 millones de pesetas y arrastra un déficit de algo más de 7.000 millones, la mitad de los cuales corresponden a su red de 32 hospitales.Cruz Roja había funcionado hasta ahora sin un verdadero presupuesto; este mes de diciembre, el pleno de la Asamblea Suprema aprobará el primero de su historia, correspondiente a 1987. El déficit, en palabras de Marín, es producto de una mala gestión y de una falta de planificación, que se arrastra de muchos años atrás.

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La institución se financia mayoritariamente (entre un 75% y un 80%) de subvenciones de las administraciones públicas, y el resto de las aportaciones del medio millón de socios protectores (unos 2.000 millones de pesetas), del sorteo del oro (unos 1.500 millones) y del sorteo especial de la Lotería Nacional (entre 800 y 1.000 millones). La fiesta de la banderita proporciona apenas 300 millones.

La institución está en conversaciones con la Sanidad Pública (Insalud; RASSA, en Andalucía, e ICS, en Cataluña) para traspasarle los hospitales de su red que les sean útiles, o al menos para establecer convenios de cogestión. Cruz Roja considera que la función supletoria que en su día motivó la creación de su red hospitalaria ya no tiene sentido, cuando el 96% de la población dispone de asistencia sanitaria garantizada por la Sanidad Pública. Los hospitales que se descarten, si son de utilidad social, tienen calidad asistencial y resultan viables económicamente, permanecerán como hospitales privados de Cruz Roja. Los que no cumplan esa condición serán reconvertidos en centros que atiendan necesidades no cubiertas por nadie: cuidados mínimos, residencias geriátricas, etcétera.

La red hospitalaria supone una grave sangría para Cruz Roja: en unos casos porque los conciertos con la Seguridad Social son ruinosos, en otros porque se han convertido en clínicas privadas donde los beneficios se los llevan los médicos y los gastos van a cargo de la institución.

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