Manuel Soto,
socialista, alcalde de Vigo, ha visto rechazado un regalo de 3.300 caramelos que hizo al barrio en que está ubicado el colegio Picacho, cuyos alumnos intentaron entrevistarse con él para pedirle balones y monitores deportivos, y, en su ausencia, recibieron como respuesta un desalojo "de oficio" por parte de la Policía Municipal. Ahora, estos niños, algunos de los cuales resultaron contusionados tras su encuentro con la policía, le han devuelto, íntegro, su obsequio. Este incidente ha provocado la presencia continua del alcalde vigués en los medios de comunicación locales y nacionales. Soto cree ser víctima de "una orquestación política programada por quienes quieren derribarme sin recurrir a mecanismos democráticos".
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