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Confirmadas las penas de muerte contra los sijs que mataron a Indira Gandhi

La Audiencia de Nueva Delhi rechazó ayer la apelación de tres sijs que participaron en el asesinato de Indira Gandhi hace dos años, y confirmó las penas de muerte que les fueron impuestas, que serán ejecutadas en 90 días de no mediar un último recurso ante el Tribunal Supremo. La capital de la India ha recobrado la calma tras dos días de disturbios por el asesinato de 22 hindúes por pistoleros sijs en el Punjab, donde han sido declaradas 17 zonas de excepción para reforzar la lucha antiterrorista.

Los tres jueces que confirmaron la sentencia a la última pena para uno de los ejecutores materiales del atentado, el policía Satwant Singh, y dos cómplices, un subinspector y un ex funcionario, pronunciaron su veredicto tras una pantalla de vidrio blindado. El trámite duró poco más de dos minutos y a él no asistieron los abogados de los acusados, a los que se había informado de las conclusiones inmediatamente antes.No se permitió la entrada de periodistas a la sala, aunque si en el edificio, cercado por fuerzas de orden público.

Las medidas de seguridad incluían una triple barrera de detectores de metales, fuera y dentro de la sede del tribunal, y un cuartel general de comunicaciones, instalado por la policía en el último piso, para controlar la operación.

La primera ministra india Indira Gandhi fue asesinada el 31 de octubre de 1984 por dos de sus guardaespaldas sijs. Uno de ellos murió en el tiroteo que siguió, y el condenado ayer, Satwant Singh, fue gravemente herido y se recuperó. Los dos son ya considerados mártires por el radicalismo sij.

Los signos de la resaca de las violentas jornadas del lunes y martes se limitan en Delhi a una desacostumbrada presencia policial y un aire de tensión en algunos barrios céntricos.

La ciudad ha recuperado el ritmo y sólo en las cercanías de los acuartelamientos militares esparcidos por su zona más moderna eran visibles soldados fuertemente armados.

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En Chadni Chowk, donde los turistas se suelen apelotonar para comprar lo que consideran gangas en objetos de plata y ropa, la actividad en el soleado mediodía era normal.

La víspera, centenares de hindúes enfurecidos apedrearon el venerado templo sij (gurdwara) que allí se encuentra; inmediatamente después se declaró un toque de queda atenuado que probablemente será levantado hoy.

Radicalización secesionista

Tanto la confirmación de las tres penas de muerte como el encarcelamiento el lunes de dos prominentes dirigentes sijs del Punjab están llamados a radicalizar aún más la gangrenada cuestión del secesionismo norteño.El tema ha sobrepasado a los responsables del Estado y siega la hierba bajo los pies del primer ministro, Rajiv Gandhi. En un gesto más de firmeza, Nueva Delhl dio anoche el visto bueno a un plan del jefe del Gobierno de Punjab, Surjist Singh Barnala, para utilizar al Ejército en apoyo de la policía, tras declarar algunas áreas del Estado, la ciudad sagrada de Amritsar entre ellas, "zonas de excepción".

La detención, al amparo de la ley de Seguridad Nacional, del ex primer ministro de Punjab, Prakash Singh Badal, y de su correligionario y jefe de los templos sijs, Gurcharan Singh Tohra, acusados por el ministro del Interior ante el Parlamento de "cínico oportunismo político", es otra carga de explosión retardada bajo el sillón de Gandhi.

A ninguno de ambos dirigentes del ala radical del partido que gobierna aquel Estado, Akali Dal, se le ha podido probar que se dedique a actividades terroristas o las financie.

[Por otra parte, centenares de supervivientes de la peor catástrofe industrial de la historia realizaron ayer una marcha frente a la planta de la Union Carbide, en la ciudad de Bhopal, en el centro de la India, para recordar a las 3.000 personas que murieron hace dos años por emanaciones de gas tóxico, informa Inter Press Service].

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