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Kinnock trata de explicar en EE UU la política de defensa del laborismo británico

El líder de la oposición británica, el laborista Neil Kinnock, llego ayer a Washington en una etapa más de su peregrinación por varias ciudades de Estados Unidos, destinada a explicar ante una audiencia llena de escepticismo las virtudes de la política unilateralista de defensa adoptada por el laborismo británico.

Kinnock se trasladó a Atlanta el pasado fin de semana, invitado por el alcalde y ex embajador norteamericano en las Naciones Unidas, el demócrata Andrew Young, al comienzo de una gira de siete días que incluye visitas a Boston, Washington y Nueva York.Su objetivo ha sido calificado por sus amigos en el ala liberal del Partido Demócrata norteamericano casi como misión imposible. Kinnock pretende convencer a los moldeadores de la opinión pública estadounidense de que el desarme nuclear unilateral decidido por el Partido Laborista en su último congreso anual, en el que se comprende el cierre de todas las instalaciones nucleares norteamericanas en territorio británico en el caso de una victoria electoral laborista, reforzará en lugar de debilitar la Alianza Atlántica.

Kinnock ha pronunciado ya dos conferencias, la primera en Atlanta, ante una audiencia de sólo 50 personas, según los enviados especiales de los periódicos británicos, y la segunda, más importante, en el salón de actos de la Escuela Kennedy de Administración de la universidad de Harvard.

Ayer tenía previsto celebrar una reunión con el consejo editorial del influyente periódico The Washington Post, una reunión parecida a la que celebrará con el del The New York Times antes de regresar el sábado a Londres.

El líder laborista afirmó en Harvard que un futuro Gobierno socialista sería un socio "efectivo, total y convincente de la Alianza Atlántica", y que las reducciones que consiguiera con la eliminación del programa de misiles Trident -lanzables desde submarinos- que quiere comprar el Gobierno conservador para sustituir al actual sistema de misiles Polaris estarían destinadas a reforzar las defensas convencionales en tierra, mar y aire.

Kinnock atacó duramente a la primera ministra británica, Margaret Thatcher, y dijo que mientras que las superpotencias pretendían reducir los arsenales nucleares a la mitad, ella quería aumentar la capacidad nuclear británica en un 800% (la diferencia entre los sistemas Polaris y Trident).

Kinnock, que afirmó que los barcos norteamericanos con armamento nuclear podrían seguir recalando en puertos británicos, no tiene previsto ser recibido por iningún miembro de la Administración de Reagan. Una entrevista con el ex secretario de Estado Henry Kissinger fue cancelada a última hora debido a un viaje de Kissinger a Europa, donde durante una escala en Londres se entrevistó ayer con Margaret Thatcher precisamente para pasar revista a temas de desarme.

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