Punto de desencuentro
Televisión Española produce -como todas las televisiones- programas excelentes, buenos, malos y regulares; produce, además, uno estúpido y dañino: Punto de encuentro. Difundido por la mayoría de las televisoras hispanoamericanas, que emiten cualquier cosa a condición de que sea barata, sus responsables se ufanan de su potencial audiencia, tal como la hembra del mosquito anopheles podría vanagloriarse de la extensión de la malaria en el subcontinente. El daño doblado por la estupidez.Hace pocos meses este corresponsal enfermaba en Quito contemplando estupefacto a una pareja dedicada al humorismo subnormal realizar una encuesta callejera irreal entre españoles sobre si podía mejorarse el acercamiento entre España y América tendiendo una soga entre Vigo y Buenos Aires y tirando todos de cada cabo.
Se aducirá que sólo era una broma, pero las bromas intercontinentales hay que meditarlas despacio por cuanto no todas las naciones tienen el mismo sentido del humor y porque hay casas que no están para chistes propios de la movida madrileña. Concretamente en el Río de la Plata, amargados por el proteccionismo comercial europeo, lo de la soga entre Vigo y Buenos Aires hizo mucha gracia. Tanta que ha abundado en la injusta leyenda de que gallego es sinónimo de persona zonza y de escasas luces. Argentina Televisora Color, el canal del Estado, ha tenido ya el buen criterio de desterrar el programa de su programación vespertina, enterrándolo después de las 24.00 horas.
Las caleñas
Hace escasos días, en otro infausto Punto de encuentro, se nos mostraban las excelencias arquitectónicas de la ciudad colombiana de Cafi y nos cantaban la belleza de las mujeres caleñas. El Gobierno colombiano acaso estará encantado por la gentileza, pero las caleñas y los caleños estarán todavía sorprendidos. Cali: tercera capital colombiana, semicercada desde hace un año por el Batallón América, brigada guerrillera interamericana, a las órdenes del jefe del M-19 Caballo Loco, ciudad que sufre incursiones periódicas que llevan los combates hasta los aledaños de su centro urbano, dominada por escuadrones de la muerte de la extrema derecha que fusilan a los homosexuales, ejemplo de la endémica violencia colombiana, devenida tras pasar por el filtro de Televisión Española en museo colonial y exposición peripatética de caderas ondulantes.Punto de encuentro ofrece tantos desencuentros entre España y América como emisiones y más de un malentendido por programa. De seguir así las cosas va a resultar cierta la tesis en sorna de algunos diplomáticos españoles con largos años en América Latina, de que el V Centenario del Descubrimiento va a terminar deparando la ruptura de relaciones entre Madrid y algunas capitales americanas.
Los desastres de este punto de desencuentro televisivo no residen en los profesionales que lo realizan -impecables, Inobjetables- sino en el planteamiento global del producto. Se supone que el espacio pretende acercar la realidad española a los americanos, y aportar a la audiencia española algún conocimiento básico del ultramar atlántico, todo ello en clave amable y folclórica. Pues ni lo uno, ni lo otro.
Ni los americanos se encuentran con lo que es España en estos momentos, ni tienen mejor información cultural sobre lo que ocurre allende sus inmediatas fronteras, ni los españoles entenderán jamás América Latina frente a este Punto de encuentro. Entre las variedades de Amilibia, los exoterismos de Jiménez del Oso y los dulcísimos calificativos de Pedro Macía -dignísimos profesionales todos- españoles y americanos vamos televisivamente estereotipándonos.
Mueven a envidia los programas de las televisiones francesas, italianas y alemanas destinados a este continente. Alejándose de la fatua pretensión de contentar a todos y no molestar a nadie, exponen su cultura y su política, y elaboran excelentes emisiones propias sobre problemas intrínsecamente americanos sin abobarse ante los ciertamente eméritos culos de las suramericanas.
Punto de encuentro se emite hoy, a las 17.00, por TVE-1
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.