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Padres de alumnos acusan al propietario de un colegio privado de discriminar a sus hijos

Un grupo de padres de alumnos del liceo Cónsul, en Entrevías, ha denunciado que los alumnos que no asisten a las llamadas clases voluntarias, calificadas de actividades complementarias, por las que se pagan 1.580 pesetas al mes, "son cambiados a las clases de nivel más bajo dentro de cada curso y son coaccionados por algunos profesores". El propietario del centro, Ramón Cónsul, insistió ayer en que jamás permitiría discriminación de alumnos por factores económicos.

Los padres han presentado hasta ahora cuatro denuncias ante las autoridades ministeriales, y reclaman que se haga una inspección a fondo del asunto, dado, además, que el liceo Cónsul, situado en el número 7 de la calle de Peironcely, tiene un concierto firmado con el Ministerio de Educación y Ciencia. Una de las denuncias va dirigida contra un profesor que, según afirman los padres, les dice a los niños que no asisten a las actividades complementarias que son "tontos", les llama por sus motes (Tocino, Chino, Tazón, Cocoliso ... ) y les amenaza con el suspenso.En total, son poco más de un centenar de niños, de cerca de 1.000 alumnos, los que no asisten a las actividades complementarias. Estas clases, según los padres afectados, "se imparten dentro del horario lectivo, en el espacio destinado a las dos horas semanales de tutorías y las tres de recuperación a las que tienen derecho los niños.

No hay discriminación

Los padres sostienen también que las materias que se dan dentro de estas clases (matemáticas, lenguaje, inglés ... ) "corresponden a asignaturas obligatorias y no son en absoluto las que la ley permite impartir como voluntarias" y que dicho programa de actividades complementarias no está aprobado por el ministerio. Las denuncias presentadas no han tenido todavía contestación oficial.Ramón Cónsul, propietario del liceo, rebatió las acusaciones de los padres y minimizó la importancia de los denunciantes por ser "un grupo muy reducido en el conjunto del colegio". El centro cuenta con una asociación de padres de alumnos que no se ha sumado a las protestas. Cónsul afirmó que al comienzo de cada curso escolar, en octubre, se hace una evaluación a cada niño para asignarle a uno de los tres grupos con que cuenta cada curso, pero negó que la asignación a cada grupo se hiciera basándose en que los padres apuntaran o no a sus hijos a las actividades complementarias.

Cónsul añadió que dichas actividades no se corresponden con las asignaturas habituales ni tampoco con estudios ampliados sobre esas mismas asignaturas, porque eso sí que significaría que los niños más pudientes contarían con ventajas educativas sobre los restantes. El propietario del centro afirmó que siempre ha estado dispuesto a estudiar personalmente los casos de los niños cuyos padres no pueden pagar las actividades complementarias, para buscar una solución que permita al alumno asistir a las mismas.

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