Muere un hombre que fue apedreado cuando viajaba en tren
Isidoro Carretero Magallares, de 46 años de edad, falleció a las 17.20 de ayer en el hospital Provincial, cinco días después de haber recibido una pedrada cuando viajaba en tren. La viuda denuncia que estas gamberradas ocurren desde hace años. El director de seguridad de Renfe lo reconoce, y señala que la compañía se ha gastado 1.500 millones de pesetas en paliar el problema. Por ese motivo han sido detenidos 250 jóvenes.
A las 19.30 del jueves, Isidoro Carretero, empleado de Standard Eléctrica, regresaba a casa en tren después de la jornada de trabajo. En el trayecto, unos chicos lanzaron piedras desde una casa abandonada y vallada. En esta ocasión la piedra traspasó una de las ventanillas del tren y golpeó la cabeza de Isidoro Carretero.Socorrido por el revisor, el herido ingresó en el Hospital Provincial a las 19.40. Tenía múltiples fracturas en el cráneo, estallido del globo ocular izquierdo y pérdida de masa encefálica.
En el servicio de urgencias efectuaron la extirpación del ojo izquierdo y, posteriormente, la ventilación mecánica de la víctima. Ya registraba encefalograma plano y, poco después, la muerte cerebral.
Hasta hace un año, Isidoro Carretero se trasladaba en coche junto a otros dos compañeros de trabajo, pero por la baja de uno de ellos, la última vez fue en tren, según manifestó la viuda. El jueves, una vez más, a un colegial se le ocurrió tirar piedras contra los trenes que pasaban junto a una casa abandonada.
La familia de Carretero vive en el barrio de Vicálvaro, en la calle de Forges. Tras conocer el incidente, la esposa manifestó: "Los gamberros llevan muchos años tirando piedras a los trenes y nadie hace nada por evitarlo. Ha hecho falta esperar a que ocurriera algo así para que empiecen a tomar medidas".
El director de seguridad de Renfe, Carlos Román, se siente dolido por las palabras de la mujer de la víctima, aunque reconoce que las gamberradas contra los trenes nacieron con la invención del ferrocarril. Sin embargo, hasta este año no se creó la Dirección de Seguridad y Protección Civil de Renfe, que tiene un presupuesto de 1.500 millones de pesetas.
"El gamberro no ha sido detenido", manifiesta Román, "aunque en lo que llevamos de año Renfe ha denunciado a unos 250, el último, el sábado. Todos son chicos entre los 8 y los 16 años de edad, que se dedican a tirar piedras a la salida del colegio, entre las cinco y las ocho de la tarde".
El pasado año hubo en Madrid unos 250 apedreamientos, el 25% de los habidos en los 13.000 /0 kilómetros de vía del territorio español. En Madrid, Renfe destinó unas 36 personas a vigilar los accesos a las estaciones. Las estaciones en Barcelona y Andalucía también poseen una vigilancia similar. "Sin embargo", según Carlos Román, "la solución pasa por una campaña de educación a los niños en -el colegio. Psicólogos y sociólogos han preparado el plan y pronto se pondrá en marcha. Ésa es la solución; porque nos resulta imposible vallar todos los kilómetros de vía del ferrocarril o colocar cristales antivandálicos en los vagones".
Cristales blindados
El presupuesto de Renfe se ha ido en colocar cristales blindados para los maquinistas (a 50.000 pesetas el metro cuadrado), en levantar vallas metálicas y contratar vigilantes jurados. Para 1986 tienen 6.000 millones de pesetas. Con esas medidas, Renfe redujo los apedreamientos, de 250 en 1985 a los 15 en lo que va de año. Sin embargo, el lunes moría el primer usuario por el apedreamiento de un tren.
Un día de éstos, a la hija de Isidoro Carretero le van a enseñar en la escuela que a los trenes no hay que apedrearlos, sino amarlos.
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