Un 'delfín' en un país comunista
Kim Jong-Il, de 43 años, es considerado desde los años setenta como el primer sucesor por la vía hereditaria en un régimen comunista. El hijo del presidente ha ocupado los cargos más importantes en la Administración norcoreana -entre ellos, el de secretario en órganos clave del partido comunista- a pesar de haber sufrido un grave traspié en su carrera política.El primero ocurrió en 1976, cuando fue destituido por ser considerado el responsable de la muerte de dos soldados norteamericanos en un incidente en la frontera con Corea del Sur que causó una violenta reacción por parte de Washington, que desplazó al territorio surcoreano bombarderos nucleares.
Kim Jong-Il volvió a la carrera política en 1980, tras el sexto congreso del partido comunista. en el que le fueron asignados varios cargos relevantes.
En 1984 los medios de comunicación norcoreanos iniciaron una campaña de alabanzas al hijo mayor del presidente para preparar su imagen de sucesor con el objetivo de completar la revolución técnica, ideológica y cultural comenzada por su padre.
Sin embargo, la Unión Soviética y China -principales aliados de Corea del Nortereaccionaron fríamente ante el proyecto de crear un régimen dinástico en Corea del Norte. Moscú empezó a reconocer a Kim Jong-Il como sucesor de Kim Il-Sung a raíz de la entrevista que mantuvo con él en noviembre de 1984, en Pyongyang, el viceministro de Asuntos Exteriores soviético, Mijail Kapitsa.
Este encuentro ocurrió seis meses después de que el presidente Kim viajara a la capital de la URSS por primera vez en 18 años.
Pekín, que no veía con buenos ojos el culto a la personalidad desarrollado por Pyongyang, sobre todo tras la condena en la propia China de esta práctica con Mao Zedong, comenzó a dar signos de aprobación a la sucesión de Kim en el mes de junio de 1983.
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