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Reportaje:

El economista como intelectual colectivo

Luis Angel Rojo y Fuentes Quintana reivindican la intervención del técnico en la política económica

Joaquín Estefanía

Conforme avanza el año, la coyuntura en España se va angostando y el pesimismo contagia a los agentes económicos. Un barómetro tan sensible como la bolsa ha perdido 12 puntos en las tres últimas semanas y dista ya 30 puntos del máximo anual. El camino hacia una recuperación sostenida sigue siendo largo. La inflación -objetivo número uno de la política socialista en los seis años de su aplicación- distancia cada vez más a este país de los de nuestro entorno. El qué hacer vuelve a estar vigente. En la última semana do técnicos, Luis Ángel Rojo y Enrique Fuentes Quintana, han dado respuesta a la actitud intelectual del economista en esta sociedad.

El paro registrado ha crecido en los últimos dos, meses, tras seis meses de esperanza. La inflación aumentó un 11% en septiembre y los indicios de octubre no son nada halagüeños. Nadie espera que se cumpla el objetivo del Gobierno -8% a fin de año- y se cruzan las apuestas sobre si el índice de precios al consumo (IPC) superará el 9%, el 9,5% o llegará al 10%. Estos datos, en un momento en el que ocurre justamente lo contrario en Europá y en Estados Unidos (0,3% de inflación -en octubre en EE UU; y 0,2% en Francia y Gran Bretaña) dan lugar a un despegue de nuestros competidores y rezagan a España en el ranking de los países industrializados.Las bolsas de valores descuentan estos datos macroeconómicos, entre otros efectos. Así, en las tres últimas semanas se han perdido 12 puntos en el índice general de la de Madrid (la más representativa) y su última posición dista 30 puntos del máximo anual. El director financiero de una de las más importantes sociedades que cotizan en bolsa comentaba ayer una cierta sensación de pánico de los operadores ante la subida de la fiebre de la economía española.

A debatir tocan

Si la inflación y el paro no están controlados, ¿cuál es el nivel de éxito de la política económica aplicada por los socialistas desde 1983? Primer interrogante a contestar. Y sobre todo ¿qué hacer en el futuro inmediato?: ¿siguen sirviendo las medidas coyunturales o será necesario un cambio de rumbo de la política estructural?. Por último, si hubiera cambio de rumbo, ¿en qué sentido, en el de una relajación de las variables, es decir, una cierta expansión de la demanda; o por el contrario, en la perseveración del. ajuste al menos hasta el final de la década, como predicó Miguel Boyer?Dos catedráticos se han definido esta última semana sobre la misión intelectual del economista ante situaciones de este tipo: Luis Ángel Rojo y Enrique Fuentes Quintana. Los dos son personas determinantes en lo sucedido en la política económica española desde hace muchos años; su influencia, en mayor o menos medida, arranca desde el Plan de Estabilización del año 1959.

Tiempos sombríos

Tanto Rojo como Fuentes han sido objetivo de ataques ideológicos desde posiciones encontradas a las que ellos defienden. El primero, como parte sustancial del Banco de España, del que es director de su servicio de estudios al que acusan de entrometerse en lo que no debe. Fuentes Quintana, a raíz de su cruzada a favor de una reforma fiscal, distinta de la que él mismo impulsé desde la vicepresidencia de Gobierno con Adolfo Suárez. Independientemente de las opiniones que suscite su beligerancia en la vida pública actual, es dificil afirmar que su filosofía se base en el arbitrismo, o negar el aparato empírico del que hacen uso.Luis Ángel Rojo recibió el pasado lunes el primer Premio de Economía Rey Juan Carlos. En su discurso ante los dos centenares de personas que le escuchaban (las principales figuras del poder económico, además de los Reyes de España), Rojo reclamó el papel del economista como intelectual y contestó implícitamente a quienes entienden que su voz debe existir pero ser sorda: "Cuando las gentes de mi generación echamos la vista atrás y recordamos lo que era la economía de este. país hace 30 años, al iniciar nuestra vida profesional, encontramos algún motivo de satisfacción. Nos resistimos a pensar que los economistas -nuestros hermanos mayores, nosotros y las generaciones que nos han seguido- no hayamos tenido que ver con ese cambio profundo. Aquellos eran tiempos sombríos; los actuales no lo son, pero están cargados de problemas. El mundo mira hoy a España con interés y simpatía, y la respuesta a esa oportunidad habrá de pasar, como siempre, por una mejora de nuestra economía. Así que mucho me temo, Majestades, que los economistas seguiremos dejando oir nuestra voz, aunque, a veces, sea incómoda".

Así, Rojo establecía el marco teórico dé la participación del economista en la sociedad. Paralelamente trazaba en el discurso su evolución desde el keynesianismo militante hacia posturas menos rotundas y más matizadas: "Que una parte de esas políticas (de redistribución y protección social) han mejorado el bienestar de los ciudadanos y han contribuido a construir sociedades más justas, me parece fuera de toda duda. Como también me lo parece que otras han frenado el avance de esas mismas sociedades y que muchas de ellas, arrabatadas por la dinámica del intervencionismo, han olvidado sus objetivos iniciales o han perdido cualquier idea clara de sus efectos ne tos en los laberintos de su instrumentación".

El catedrático hizo, por ulti mo, toda una definición: "La eficacia económica es un valor incómodo; otros valores le ganarán siempre la mano en atractivo y en capacidad para generar adhesiones. Y, sin embargo, el criterio económico es condición indispensable para que la realización de otros valores pueda progresar de modo duradero".

Obra colectiva

Enrique Fuentes Quintana ha tomado posiciones concretas respecto al futuro económico inmediato, desde la dirección de una obra colectiva en la revista Papeles de Economía Española. Dos tomos monumentales titulados Economía años 80: hechos, ideas, dan como conclus.ión, según Fuentes Quiritana, la necesidad de proseguir con las políticas de ajuste como único modo de salir de la mayor crisis del capitalismo contemporáneo. Fuentes coincide con Rojo al citar la frase de Marshall: "¡Ay de los economistas cuando son populares ante los políticos!".El catedrático de Hacienda Pública cuenta el germen de esta obra importante (en la que participa Rojo y adelanta mucho de lo que dijo en su discurso del Banco de España): "El año ochenta y seis comenzó con tres buenas noticias que cambiaban el panorama económico. El sistema había recibido tres embites importantes: el encarecimiento de las materias primas y de la energía, el alza de las rentas interiores (salarios principalmente) y el incremento de los tipos reales de interés. En este año hay un giro: el contra-shock del precio de los carburantes; la desescalada de los precios del dinero y la moderación del comportamiento salarial; y la baja pactada del dólar. Es decir, en 1986 bajan los tres grandes precios, el del petróleo, el del dinero y el del dólar".

Fuentes escogió a los autores que, a su parecer, más saben de estos problemas en España, para que escribieran los textos. Dichos autores eligieron, además, el artículo que consideraron más significativo del debate en el mundo. "Así ha surgido esta obra, que pretende alejarse en 180 grados a los memoriales que los arbitristas dirigían a los austrias o a los borbones, y constituirse en material de trabajo plagado de datos empíricos para el estado de la cuestión".

Puede discutirse la selección de textos, pero no la envergadura del suceso. "Los factores del cambio de coyuntura tienen distinta potencialidad", dice Fuentes. "Por la caída de los precios del petróleo, cada país importador del producto incrementa su crecimiento; la caída de los tipos de interés tiende a ser universal, pero variará su intensidad dependiendo del déficit público de las naciones. En cuanto al dólar, su evolución es más ambiguas y no hay garantía de nada. El conjunto de estos efectos externos da un cierto optimismo a la situación, pero para que continúe de modo sostenido la recuperación hay que perseverar en las políticas de ajuste, no aguarlas".

La 'euroesclerosis'

Fuentes insiste obsesivamente en otro problema: "La característica más destacada de los sistemas económicos europeos es la interferencia en las decisiones de los agentes económicos que regulan y dificultan la adaptabilidad de los mismos a los cambios de circunstancias económicas-sociales que condicionan los procesos de producción. Estos adquieren así enorme rigidez que se ha ido acumulando con el transcurso del tiempo. La enfermedad en que ha degenerado esta rigidez creciente de los sistemas económicos europeos es la que ha calificado el director del Instituto de Economía Mundial de Kiel como euroeselerosis; es el mal europeo de la década de los ochenta".Las intervenciones de Rojo y Fuentes causarán polémica, sin duda. ójala generen debate y consigan eliminar de la economía el carácter de dismal science (ciencia triste) con el que la calificó el británico John Carlyle.

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