Lenguaje de Reagan
No hace mucho remití una carta a esta azarosa sección y, aunque no obtuvo el premio de su publicación, sigue teniendo vigencia. Aquel escrito se refería a la doble moral -aludiendo a un artículo de Mario Benedetti- con que habitualmente se manejan Ronald Reagan y los chicos de sus lugares de dvertimento (Pentágono, CIA, etcétera). Esta doble moral se ha visto reflejada en estos días por dos hechos de grotesca simetría: la ruptura de relaciones diplomáticas de Gran Bretaña con Siria -bendecida desde Washington- por la posible o supuesta implicación de este país en un frustrado atentado contra un avión de El Al, y la inminente posibilidad de que la "contra" nicaragüense pueda entrenarse bajo la supervisión de los boinas verdes en campamentos situados dentro de territorio norteamericano.Unos terroristas, a los que Reagan llama "combatientes de la libertad", no sólo podrán seguir entrenándose en bases de El Salvador y Costa Rica, sino que ahora podrán aprender sofisticados métodos de genocidio en el mismísimo vientre del monstruo. ¿Qué diferencia ideológica existe entre un régimen como el libio o el yemenita y uno como el norteamericano, en cuanto a la cesión de parte de su territorio para entrenar a máquinas humanas de matar humanos? ¿Cuál es el salvoconducto moral que pueden esgrimir los gobiernos occidentales para condenar a unos verdugos y cubrir de vergonzantes discursos exculpatorios a los otros?
Creo que esta época de la historia quedará grabada para siempre como aquella en la que más mentiras se dijeron sin que a casi nadie se le moviera una lágrima de su sitio. Mientras tanto, las víctimas de segunda y tercera categoría siguen disfrutando del privilegio de morir masacrados por un misil que lleva en sus intestinos la siempre encantadora sonrisa del ratón Mickey.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.