Vuelven los vientos del cardenal Cisneros
Alcalá de Henares recupera, 136 años después, su carácter de ciudad universitaria
El rectorado de la universidad de Alcalá de Henares se instaló en septiembre en el colegio de San Ildefonso, sede central de la antigua universidad creada por Cisneros. En ese momento, Ramón Gaviñas vio cumplido su objetivo histórico. Gaviñas es el presidente de la Sociedad de Condueños, constituida en octubre de 1850 para comprar los edificios complutenses, vendidos por el Estado a un particular, y preservarlos hasta que los vientos de la historia devolvieran a Alcalá de Henares su condición de ciudad universitaria.
Un día de 1836 la universidad de Alcalá se cierra. El ayuntamiento se lamenta porque las dos terceras partes de los 1.231 vecinos viven directa o indirectamente de la universidad. Hoy, como en tiempos de Cisneros, la universidad es factor fundamental de la fisonomía urbana, social y económica de la localidad. La universidad adopta hoy de nuevo su papel de vanguardia de progreso para Alcalá de Henares.La nueva universidad se crea el 10 de junio de 1976, en parte para aliviar a la Complutense de la tremenda congestión que padece. Está situada en las afueras de Alcalá, lo que no satisface a los alcalaínos, más identificados con el espíritu que animó a los fundadores de la Sociedad de Condueños.
La ilusión que ha permanecido viva durante 150 años sólo quedará saciada cuando la universidad se aloje de nuevo en el centro del pueblo, en los mismos viejos edificios que construyeron Cisneros y sus continuadores, para que las antiguas plazas, calles y rincones, en las que aún hoy sobreviven una docena de conventos de clausura, se vean de nuevo animadas por los estudiantes.
El alcalde Arsenio Lope Huerta (PSOE) es un alcalaíno de octava generación. Su familia ha conservado como un pequeño tesoro sentimental una de aquellas suscripciones con las que se compraron los edificios universitarios en 1850. "Cisneros no sólo construyó la universidad, sino que diseñó el trazado urbanístico de la Alcalá del siglo XVI, en función de las necesidades universitarias, construyendo calles y plazas amplias, colegios y residencias de estudiantes y profesores", afirma Lope Huerta.
En 1836, una real orden priva a Alcalá de Henares de su universidad y la traslada a Madrid. Aquel despojo es una conmoción para el pueblo, pero no se trasluce en grandes resistencias, porque se piensa que, como ya pasó en 1822, en que se trasladó a Madrid por un solo curso, la universidad volvería a Alcalá no pasado mucho tiempo.
Esta vez, sin, embargo, los vientos de la desamortización hacen que, el 14 de abril de 1848, todos los edificios universitarios se vendan a un particular, quien a su vez los vende a Javier de Quinto. Primero uno y luego otro, comienzan a desmantelar los antiguos colegios y facultades para adaptarlos a usos vecinales e industriales. "Entonces se produjo la reacción", cuenta Ramón Gaviñas. "El 28 de octubre de 1850, después de enviar cartas muy duras al corregidor, un grupo de familias se constituye en la Sociedad de Condueños, y se emiten 900 suscripciones, de cien reales cada una, para adquirir el complejo universitario.
Uso público
La compra se formaliza en menos de dos meses, el 12 de diciembre del mismo año. La Sociedad de Condueños deja claros sus objetivos altruistas: "Nunca entró en las miras de los alcalaínos proporcionarse con tal adquisición ningún medio de lograr intereses pecuniarios, ni otros ruines ni mezquinos", dice un documento de la época. El uso de los edificios será siempre público. Mientras se espera la vuelta de la universidad, se ceden a diversos organismos de la Administración, en particular al Ejército. Nadie gana una peseta, pero se consigue que los edificios se mantengan en relativo buen estado.En estos 136 años, las peticiones para que la universidad se asiente de nuevo en Alcalá no tienen resultado, hasta que en 1975 se trasladan algunas facultades de la Complutense y, el 10 de junio de 1976, otro real decreto crea la universidad de Alcalá de Henares. Aquel fue un día de júbilo para la antigua Complutum romana.
Desde entonces, no cesan los proyectos dirigidos a acondicionar la ciudad y recibir a la universidad como se merece. Se adquieren edificios, se monta una oferta cultural y festiva, la universidad de verano, los julios culturales, se promueven investigaciones históricas y arqueológicas, se crean premios de periodismo, literatura, poesía, ensayo, se entra en conversaciones con hoteleros, comerciantes, vecinos en general, embajadas. El colegio de los Irlandeses está siendo restaurado por la República de Irlanda para que sea otra vez centro de estudios de sus alumnos.
En 1983 se inicia una de las operaciones culturales más ambiciosas que se han puesto en marcha en España. El Ayuntamiento de Alcalá, la Comunidad de Madrid, la Diputación de Guadalajara y los ministerios de Obras Públicas, Educación, Cultura y Justicia firman un convenio, con un presupuesto de 6.000 millones de pesetas, por el que se pretende recuperar y rehabilitar antiguos conventos, colegios mayores y facultades, utilizados desde hace decenas de años por la Administración del Estado y, sobre todo, del Ejército.
El proyecto se está desarrollando a un ritmo vertiginoso. Ya se han recuperado para la universidad los antiguos edificios de los conventos de Caraccielos, de los Basilios, de los Mercedarios, el colegio de los Irlandeses, el colegio del Rey, la Casa Lizana -residencia de verano que fue de los Reyes Católicos-, el colegio Carmen Calzado, el colegio San Pedro y San Pablo, el hotel Laredo, la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, y otros de creación más reciente, como el cuartel de Mendigorría, la hoy vacía cárcel de Mujeres, más conocida por la Galera. La fiebre restauradora se ha extendido a otras entidades. Un antiguo palacete se convertirá en hemeroteca municipal, la propia universidad ha adquirido el colegio de León. El colegio Madre de Dios ha sido adquirido por la Comunidad de Madrid como futura sede del Museo Arqueológico regional, y la Cámara de Comercio Y el Colegio de Abogados de Alcalá han comprado asimismo otros edificios para sus respectivas sedes.
Dos facultades en el centro
Dos de las seis facultades están ya en el centro histórico del pueblo. En unos cuantos años, la mayoría de los viejos edificios cargados de historia e historias de Alcalá estarán de nuevo en pleno vigor. Y también las casas más antiguas, abandonadas en las últimas décadas, se están restaurando para convertirlas en viviendas de alquiler para algunos de los 9.600 estudiantes que ya estudian en las seis facultades del campus -Filosofía y Letras, Ciencias Económicas y Empresariales, Derecho, Medicina, Ciencias y Farmacia-."Todavía los estudiantes viven, en su mayoría, en Guadalajara o Madrid; pero es cierto que cada vez son más los que comparten pisos alquilados, y muchas familias con dificultades económicas han encontrado una buena fuente de ingresos complementarios en el alquiler de habitaciones", dice Purificación Causapié, representante del alumnado de Filosofía y Letras.
La vuelta de la universidad no significa sólo animación, y vida bulliciosa, sino también dinero. Se nota en los comercios y, fundamentalmente, en los bares, que comienzan a aparecer como hongos por todo Alcalá y se concentran en la Zona, un conjunto de calles situadas a la espalda de la iglesia Magistral, en lo que siglos antes fue el barrio judío. La vida estudiantil significa mayor afluencia a cines, teatros y espectáculos, mientras se difumina la imagen de una juventud identificada en algunos barrios con normas de conducta suburbial.
La idea de ayuntamiento, empresarios y rectorado, es convertir a la universidad en la más avanzada de España. Arsenio Lope Huerta y el rector Manuel Gala, lo sintetizan: "Los intentos para traer la universidad fracasaron, entre otras cosas, porque no teníamos nada que ofrecer".
En la junta de gobierno están representados los empresarios. "Queremos que financien programas de estudios y de investigación, pero nosotros tenemos también que ofrecerles resultados. "La universidad", dice su rector, "debe regirse por criterios empresariales, sin depender exclusivamente del Estado para su financiación".
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