Las comunidades judía, musulmana y anglicana disponen de cementerios propios en Madrid
Más de un millón de madrileños acudirán a lo largo del fin de semana, que comienza hoy con la fiesta de Todos los Santos y que se prolonga mañana con el Día de los Difuntos, a las más de 200 necrópolis de la región para rendir homenaje a los muertos. Al margen de las personas de confesión católica, las comunidades judía, musulmana y anglicana disponen de cementerio propio para enterrar a sus difuntos según sus preceptos religiosos. Inscripciones en árabe, estrellas de David y jardines perfectamente cuidados acompañan los diferentes ritos funerarios.
Reinaba Alfonso XIII en España cuando la comunidad judía obtuvo permiso para inhumar a sus muertos de acuerdo con la religión hebrea. En el año 1922, mientras Mussolini se encargaba de formar Gobierno, se inauguraba en Madrid este cementerio con el entierro de un correligionario natural de Gibraltar llamado Acrich.Cuando en el seno de una familia judía se produce un fallecimiento, se cubre inmediatamente y para siempre la cara del difunto mientras un grupo de voluntarios -ninguno de ellos miembro de la familia afectada- se encarga de cumplir los ritos de preparación para el enterramiento, que incluyen el lavado del cuerpo, a modo de purificación del alma.
El cementerio hebreo, situado en la carretera de Vicálvaro, junto al cementerio Civil, es tan pequeño que se abarca con un golpe de vista. Lo atraviesa un pasillo central cubierto de árboles, en el que se sitúan a ambos lados las sepulturas. Una pequeña inscripción en hebreo, en la que se glosa la personalidad del difunto, y símbolos como la estrella de David y el menorah (candelabro de siete brazos) adornan las lápidas.
Para Antonio, el empleado que desde hace 37 años cuida este cementerio y el Civil, los enterramientos judíos son igual que los otros: "Si el muerto es importante, acude mucha gente, y si no, los familiares y unos pocos más. Los hombres deben llevar la cabeza cubierta y muchos llevan casquetes negros" (k¡poth).
La comunidad judía en Madrid, compuesta por unas 500 familias, ha adquirido terrenos propios en Hoyo de Manzanares, donde se ha instalado un nuevo cementerio.
Los habitantes de la localidad de Griñón, donde está ubicada una necrópolis musulmana, conocen popularmente este cementerio como "el de los moros". Sólo una tapia separa a los católicos de los musulmanes, pero mientras en el lado católico se aprecia un movimiento importante de señoras que limpian afanosamente las lápidas de sus familiares, en el otro no hay nadie.
Cubierto de hierbas
El cementerio musulmán está prácticamente cubierto de hierbas, y sólo se ven unas pocas lápidas con inscripciones en árabe orientadas en dirección a La Meca. La mayor parte de las sepulturas está bajo los arbustos, y las que quedan a la vista se reconocen por los montículos que sobresalen de la tierra y los ladrillos, en posición vertical, que se colocan en las tumbas que no tienen lápidas.En uno de los laterales hay algunos féretros abandonados tras el enterramiento, puesto que los musulmanes yacen envueltos únicamente en una mortaja. Valentín, el encargado del cementerio católico, aseguró que los musulmanes entierran a su muertos en Griñón desde que acabó la guerra civil, que fue cuando se les cedieron los terrenos. "En alguna ocasión", explicó Valentín, "me he ofrecido para adecentarlo, cortar y quemar las hierbas, pero dicen que no lo toquemos".
El británico, situado en el distrito de Carabanchel y propiedad del Gobierno británico desde 1854, está cuidado, sin embargo, hasta el más mínimo detalle y tiene tantas plantas que en más de una ocasión el jardinero ha protestado por el exceso de flores. En la necrópolis están enterradas 950 personas de confesión católica y anglicana. "Es tradición en todo el mundo que allí donde existe una colonia inglesa exista un cementerio propio", aseguró un miembro de la Embajada británica.
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