Silencio oficial en París sobre las negociaciones antiterroristas con Siria y Argelia
El Gobierno francés no ha podido desmentir la existencia de negociaciones con Siria y Argelia como intermediarios para la consecución de una tregua en la campaña de atentados terroristas desencadenada en París en la primera quincena de septiembre. El Gobierno francés no ha podido desmentir tampoco la existencia de contrapartidas con Argelia (en concreto, la expulsión, todavía en suspenso, de 13 partidarios de Ben Bella), aunque sí ha matizado la existencia de contrapartidas en forma de venta de armas a Siria.
Finalmente, el Gobierno francés no ha podido negar con la rotundidad necesaria la existencia de contactos con el dirigente libanés Elie Hobeika para la realización de represalias contra la famlia Abdala en caso de ruptura de los pactos.El ministro de Asuntos Exteriores, Jean Beltran Raymond; el ministro del Interior, Charles Pasqua, y el portavoz del Gobierno, Denis Baoudin, se han prodigado en las últimas horas en declaraciones que intentan dar respuesta a las versiones publicadas por la Prensa sobre la posición del Gobierno frente al terrorismo. No se descarta incluso que el primer ministro, Jacques Chirac, realice algún tipo de intervención en los próximos días para intentar enderezar la imagen de su Gobierno no tan sólo frente al Reino Unido, desairada en su petición de solidaridad contra Siria, sino principalmente frente a la opinión francesa, que está viendo confirmadas casi una por una las sospechas, repetidamente desmentidas desde el mes de septiembre, cuando empezaron a circular las primeras versiones sobre negociaciones con los terroristas.
Según informó ayer la televisión francesa, en base a una información de la agencia norteamericana AP, seis rehenes norteamericanos y dos franceses están concentrados en una cárcel de Damasco con vistas a preparar un eventual canje por Ibrahim Abdala.
Uno de los centros de la polémica entre el Gobierno y la Prensa es estrictamente terminológico y, por otra parte, nada extraño para la opinión pública española. Mientras los periodistas insisten en la existencia de "negociaciones", en las que habrían participado los servicios argelinos y sirios, el Gobierno asegura que únicamente ha habido "contactos" y "comunicaciones" de funcionarios de Interior en cumplimiento de sus tareas. En todo conjunto de desmentidos ha quedado aclarado que Francia iba a cortar la venta de armas ofensivas a Siria y que las ventas se iban a limitar únicamente, según el propio portavoz del Gobierno, a equipos electrónicos y cubiertas blindadas. Francia reconoce, por tanto, la existencia de contactos y comunicaciones con los servicios sirios y que va a seguir suministrando material de defensa a Damasco. Para el Reino Unido, que ha roto sus relaciones con los sirios, por considerar que se trata de un Estado implicado directamente en el terrorismo, así de claras son las cosas.
El Gobierno y la Prensa conservadora no dejan de subrayar, sin embargo, que los contratos de venta de armas fueron firmados por Gobiernos socialistas y que desde el 16 de marzo, fecha de la victoria conservadora en las elecciones, no se ha producido ningún envío. El diario Le Matin, de tendencia socialista, que reveló hace escasos días la existencia de conversaciones entre Francia y Siria para la contratación de una fabulosa partida de tanques y armas, aseguró ayer que la interrupción de los suministros fue ya decidida por el primer ministro, Laurent Fabius, antes de las elecciones.
La capitalización política del clima de unidad nacional creado por el terrorismo de finales de verano parece encontrarse, pues, en su momento terminal. Jacques Chirac se enfrenta estos días al malhumor británico por la escasa solidaridad suscitada en su contencioso con Siria, pocas semanas después de los dramáticos llamamientos franceses a la cooperación europea frente al terrorismo.
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