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José Luis Turina

Premio Reina Soffa de composición, considera la música como el mejor vehículo para expresar emociones

Alfonso Armada

José Luis Turina, madrileño de 34 años, acaba de ganar el Premio Reina Sofía de composición de este año por su obra Ocnos, basada en tres poemas de Luis Cernuda y uno de Goethe. Nieto del compositor Joaquín Turina, hecho que considera a la vez como una losa y una llave en su carrera musical, cree que la música es el mejor vehículo para expresar emociones. Coincide con el músico polaco Witold Lutoslawski, ganador del Reina Soria en su pasada edición, en que lo peor de la composición musical es su aridez.

"En un primer momento siempre es una llave:", dice refiriéndose al accidente de que su abuelo fuera el compositor Joaquín Turina (1882-1949), "porque hace que se interesen más por ti, pero a menudo se acaba convirtiendo en un engorro, porque es imposible desprenderse de él". Turina, que no conoció a su abuelo, llegó a la música a los 18 años. "Una vocación tardía, con los músculos y los huesos ya formados, lo que resulta fatal para un intérprete, porque es mucho más difícil adaptarse a los instrumentos. Por contra, se tiene la mentalidad más formada, y el aspecto intelectual de la composición se encara con más rigor".La luz entra lentamente en la casa de los Turina. Ana Serrano, la mujer del compositor, es pintora, y muestra los diferentes rostros de su marido en lienzos que cuelgan de las paredes del pasillo y del estudio. Uno de los dos hijos del matrimonio, Luis, de casi tres años (el otro tiene tres meses), aparece con rostro soñoliento. Se abraza a su padre y dice: "Es mi papá".

El padre de Turina es pintor, como su hermano, y como el padre de su abuelo. Esa vinculación con la pintura es fácil de rastrear en la obra de José Luis Turina. A la pintura están vinculadas sus obras Exequias, en homenaje al pintor Fernando Zóbel, y un concierto para viola dedicado a Óscar Domínguez, con el que reivindica el humor en la música. "Estoy descubriendo el humor en la música, frente a una sobrecarga de intelectualismo que ha contribuido a que el público se desentienda de la música contemporánea".

Acerca de su manera de componer, subraya que cada obra tiene su proceso. Varían los motivos, "lo importante es la idea". Comienza haciendo un croquis, una especie de mapa de ritmos y armonías. "Te tiene que sonar todo en la cabeza, sino es imposible componer. No es necesario escuchar la música para oírla. Es como oír con los ojos", explica refiriéndose a las notas escritas y silenciosas sobre el papel. Pero se lamenta de lo árido que resulta el procedimiento. Por eso le alivió descubrir que Lutoslawski, su predecesor en el premio Reina Sofía, confesaba un desagrado semejante a la hora de componer. "Lo único que compensa es el resultado. Es como un parto".

En contraposición a la trayectoria de su abuelo -uno de los creadores del nacionalismo musical-, en la obra de José Luis Turina prima la descripción, aunque no del paisaje, sino de las emociones. Turina, que estudió en el Real Conservatorio de Madrid y en la academias de Bellas Artes en Roma, tiene más de treinta obras estrenadas y es profesor de Armonía en el Conservatorio de Madrid. Para el compositor, que trata de compaginar sus ambiciones musicales con la vida familiar -"de la que no estoy dispuesto a prescindir"-, "la música es el mejor vehículo para transmitir emociones".

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