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Anunciar la muerte

Las funerarias italianas entran en la publicidad

Juan Arias

Italia está viviendo una especie de fiebre de la publicidad. Todos corren a la caza de un patrocinador que financie iniciativas artísticas o comerciales. Sobre todo, las incontables televisiones privadas. Hay, sin embargo, un producto que hasta el presente se había resistido a caer en la tentación de hacerse publicidad y de ofrecerse como patrocinador: la muerte. Porque en este país la relación con la tumba es muy particular, un signo de mal augurio Pero finalmente las empresas funerarias han decidido promocionar públicamente sus servicios.

El italiano, ante un coche fúnebre, no se quita el sombrero ni hace la señal de la cruz, sino que intenta cambiar de calle o toca hierro. De ahí las dificultades de las casas funerarias para hacerse publicidad, como también las perplejidades de los clientes para aceptar tal patrocinio. Pero también Italia se moderniza y el ciudadano de este país está rompiendo su último tabú y ha empezado a hacer publicidad de la mismísima muerte.Fue en Nápoles donde se empezaron a anunciar entierros en Rolls-Royce, mientras otra empresa, Del Falco, tapizó los muros de la ciudad anunciando la elegancia de sus funerales, en los que el muerto es arrastrado hacia su viaje final con "carrozas tiradas por célebres caballos holandeses".

En Roma, la funeraria Rega ha patrocinado una obra teatral macabro-burlesca titulada La ventana sobre el ataúd, representada con bastante éxito. El eslogan publicitario era muy discreto. Decía: "Dentro de cien años... pero con Zega". Es ésta la firma funeraria más lanzada en romper el tabú de la publicidad hecha sobre la muerte, y se enorgullece de haber sido la primera empresa fúnebre italiana que ha firmado ya un contrato con la NASA "para transportar las cenizas de los fallecidos al espacio".

Otra empresa de este género en el norte de Italia, Sofim, ha conseguido incluso patrocinar un equipo de fútbol, aunque también con pies de plomo para no asustar a los hinchas. De hecho, se trató sólo de que los jugadores se pusieran camisetas color violeta con el nombre de la funeraria escrito muy pequeño. Esta empresa llegó un día a hacer volar sobre el cielo de Milán una avioneta que arrastraba una pancarta que decía: "Sofim Varese. Sabes lo que es". Pero esta vez, según escribe el semanario Panorama, el resultado no fue muy halagüeño, ya que muchos no sabían lo que era Sofim y los que lo sabían empezaron a hacer los cuernos con los dedos pulgar y anular lanzados amenazadores hacia el cielo.

Tampoco le fue bien a una empresa napolitana que había empezado a anunciar ataúdes por la televisión local, y que debió suspender la campaña porque la población amenazó con quemar la antena. Pero, según los publicitarios, fue por falta de psicología, porque a los napolitanos se les puede anunciar que es bonito ir al cielo "en flamantes coches de caballos", pero no anunciarles fríos ataúdes.

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