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El caso español

En España viene costando unas 40.000 pesetas accederá los servicios de una agencia "de amistad", eufemismo últimamente preferido a la palabra matrimonial. En Estados Unidos hay que abonar hasta 140.000 pesetas, y en Colombia, unas 13.000. En Barcelona se está utilizando ya la técnica del vídeo. Los candidatos asisten así a la primera cita, conociéndose ya bastante bien a través de un intercambio de declaraciones filmadas y provistos de una ficha de gustos y preferencias. Conchita Casacuberta, de una agencia catalana, considera que "el vídeo es una técnica muy laboriosa, pero de presente y futuro".Amparo López Cruz, de una agencia madrileña, comparte la opinión de quienes en este primer congreso han manifestado que la acumulacIón de ofertas computadorizadas, filmadas o grabadas; puede espantar a personas que quieren soluciones en un terreno tan quebradizo e intimista como es el amor o la amistad.

En España empiezan a responder bien los estratos más cultos de la población; las capas más modestas siguen esquivando un invento que llegó a la Península en los años setenta. Ya en los sesenta, El Mensajero del Corazón de Jesús incluía unas cuantas páginas de ofertas de caballeros y damas cristianas.

Con el futurismo llegó el escándalo también a España. Según la revista Tiempos Nuevos, dos agencias matrimoniales situadas en el barrio valenciano de Russafa funcionaban como tapaderas de: una red de prostitución y fiestas sexuales en casas de particulares. En el congreso de Belgrado se ha acordado que sólo los solteros, viudos o divorciados de uno y otro sexo tendrán acceso al servicio de las agencias. Queda por solucionar para el próximo congreso (Milán, 1987) el problema (de los separados legales.

Ramón Pérez Ventura, de Madrid, culpó en su ponencia a las sociedades modernas del grado de alienación que ha llevado a la malformación de relaciones humanas capaces de acabar con la amistad, el amor o la familia. Rechazó que la timidez fuera factor decisivo en el recurso a una agencia.

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