20.000 personas, según el PNV, se manifiestan en Vitoria para exigir la liberación de Aguinagalde
Unas 20.000 personas, según el PNV -10.000, según otras fuentes-, se manifestaron ayer en Vitoria para pedir la liberación del industrial Lucio Aguinagalde, secuestrado hace 10 días por ETA Militar. Una pancarta con anagramas del PNV sostenida por familiares y amigos de Aguinagalde encabezaba la marcha. Esta agrupó a líderes y militantes de todos los partidos políticos, si excepción de miembros de Herri, Batasuna y de Coalición Popular, estos últimos al no conseguir que en el lema del acto, figurara una condena expresa del atentado, de la mañana en San Sebastián.
La cabeza de la marcha, en la que figuraban familiares directos del secuestrado y el Gobierno vasco en pleno, estuvo impermeabilizada por el servicio de orden de la organización, que impidió a la Prensa acercarse a la pancarta mientras duró el acto.La manifestación discurrió en silencio, excepto gritos aislados, sobre todo al final, en contra de ETA, y sin incidentes.
En la manifestación, que se desarrolló por calles en las que había sido cortado el tráfico, se exhibieron tres pancartas, todas del PNV, y numerosas ikurriñas. La mayor parte de los asistentes portaba escarapelas del Partido Nacionalista Vasco.
A lo largo de la hora que duró el flujo humano por la capital alavesa, se repartieron numerosas octavillas con la leyenda: "Se pasean por las calles pidiendo libertad para sus presos y refugiados. ¡No queremos ser presos en nuestra tierra! ¡No queremos tener que exiliarnos! ¿La libertad que pedís es la que estáis dando a Lucio Aguinagalde?". Suscribía, el escrito el PNV.
Esporádicamente, afiliados a EGI, la organización juvenil del partido nacionalista, corearon consignas talles como ETA kampora, Lucio eixera (ETA fuera, Lucio a casa) y Lucio, gudari, askatu (Lucio, soldado, libre). Estos lemas contrastaban con el silencio, sobrecogedor a veces, que presidía la manifestación.
La marcha se desarrolló con orden y rapidez. Nutridas filas de personas, agrupadas y en ocasiones muy diferenciadas por claros por partidos e ideologías, desfilaron por el centro de la capital alavesa sin detenerse prácticamente un momento. Entre los asistentes se encontraba el industrial Ángel Urteaga, quien sufrió una experiencia similar a la de Lucio Aguinagalde.
La marcha llegó a cubrir, en el momento de su máxima extensión, una longitud de kilómetro y medio. El PNV consideró, una vez concluido el acto, que habían participado en la. manifestación entre 18.000 y 20.000 personas, aunque otros observadores rebajaban esta cifra a la mitad.
Estableciendo un punto fijo para realizar un recuento fiable, diversas fuentes coincidían en apuntar que los manifestantes tardaron en pasar entre 25 y 30 minutos.
Discurso
La concentración finalizó frente a la casa del secuestrado, situada junto al Parlamento vasco, donde Javier Guevara, portavoz familiar, agradeció a todos los asistentes la solidaridad demostrada en un improvisado discurso.Guevara se colocó en un pequeño pedestal, tras la pancarta con el lema central, "Lucio gudari, encarcelado por Framco, secuestrado por ETA".
Guevara manifestó que había sido "emocionante escuchar el grito silencioso pidiendo la liberación de Lucio". "En su nombre, os quiero agradecer de corazón vuestra presencia", dijo.
Cuando los líderes de todos los partidos políticos se retiraban del lugar, nutridos grupos de personas entonaron el Goira ta Gora, himno oficial de la comunidad autónoma vasca y el Eusko Gudariak (Himno del soldado vasco), en recuerdo del pasaido de Aguinagalde, quien estuvo encarcelado cuatro años al término de la guerra civil española por su ideología y actuación nacionalista.
Julen Guimón, candidato de la Coalición Popular a la presidencia del Gobierno vasco en las próximas elecciones del 30 de noviembre, declaró que su grupo se había retirado de la manifestación "por su carácter sectario y porque no era mas que un festival nacionalista" e insistió en que se habían realizado intensas gestiones, sin resultado, para que en la pancarta que abría la marcha hubiera condena expresa del atentado de ayer por la mañana en San Sebastián.
Diez días después de que ETA Militar secuestrara, junto a su domicilio, a Lucio Aguinagalde, la familia continuaba ayer sin noticias de los secuestradores, que a través de un comunicado dado a conocer hace dos días remarcaron el móvil económico de la acción. La familia Aguinagalde posee un pequeño taller de bisutería que ida trabajo a una treintena de personas.
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