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CONSEJO DE MINISTROS

El más amado y el más odiado

,José María Calviño, sin duda el director general más polémico que haya tenido Radiotelevisión Española, el más amado y el más odiado, ha concluido el mandato legal del Estatuto tras cuatro años al firente de la Dirección General del Ente Público. Es el cuarto director general -el único en la etapa de Gobierno del PSOE- y el que más tiempo ha permanecido en el cargo. Tanto los socialistas como la oposición del Grupo Popular le han reconocido en distintas ocasiones el mérito de ser un buen gestor, hecho que probablemente ha influido de forma decisiva para mantenerse en el cargo durante tan largo tiempo, habida cuenta de que sus predecesores, Fernando Castedo y Carlos Robles Piquer, estuvieron al frente de RTVE durante nueve meses cada uno y Eugenio Nasarre durante apenas cuatro meses.Sin embargo, ningún director del Ente ha recibido jamás tantos ataques por parte de los grupos de oposición que, en ocasiones, centraron en la programación de televisión sus críticas contra la labor gubernamental. Mientras importantes sectores socialistas aseguraban que Calviño era "el mejor posible", la oposición le presentó como un Maquiavelo de la manipulación, al servicio de Alfonso Guerra.

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Un hecho importante ha contribuido a acrecentar la imagen de buen gestor de Calvino: la retirada de los Presupuestos Generales del Estado de la casi totalidad de la subvención a Radiotelevisión Española, pese a lo cual el equipo del director general esgrimió siempre un superávit financiero en todos los ejercicios. En 1985 ascendió a 1.423 millones de pesetas y para este año se espera que llegue al menos a 2.640 millones.

Otro avance importante respecto a épocas anteriores fue la informatización y mecanización de las principales áreas de gestión y haber sentado las bases para llevar a cabo la contabilidad analítica. Destacan como puntos negativos tanto el hecho de que TVE ignore todavía a estas alturas el coste real de sus programas como la amenaza de una posible regulación de plantilla en RTVE, extremo del que periódicamente se habla en Prado del Rey, sin que nadie haya resuelto definitivamente el problema.

Un punto negro en la gestión de Calviño es no haber logrado superar la imagen de gubemamentalización de los programas informativos, de cuya dirección se ocupado durante su gestión tres directores: José Luis BaIbín, Enrique Vázquez y Enric Sopena. Alianza Popular llevó a cabo una recogida masiva de firmas en el verano de 1985 para pedir la dimisión del director general. Las críticas arreciaron con motivo del referéndum sobre la OTAN y de las pasadas elecciones generales. El propio Calviño llegó a decir que "personalmente" haría cuanto estuviese en su mano para evitar que Manuel Fraga llegase a ser presidente del Gobiemo.

Pero Calviño y los responsables de la información argumentan en su favor la elevación de los índices de audiencia y aceptación de los informativos, así como las mejoras en su producción y tratamiento técnico. Los momentos más críticos para la gestión de Calviño se sitúan en 1983 y 1984, cuando algunos dirigentes socialistas y, en algún caso, el propio Felipe González, mostraron su disconformidad con el modelo de televisión que se estaba creando, lo que provocó la dimisión del director de TVE, Antonio López.

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