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LA CITA OLÍMPICA DE 1992

La ciudad ha trabajado durante cinco años en la preparacion de su candidatura

El 'informe Cuyàs', en 1982, culminó en el 'dossier' que ha permitido ganar la designación

La designación de Barcelona como sede de los 25º Juegos de Verano, anunciada formalmente por el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, cierra el primer capítulo de la historia general de los primeros Juegos Olímpicos disputados en España. Tras cinco años y 10 meses trabajando en los proyectos y en una intensa tarea de promoción, comienza ahora otro período de cinco años y 10 meses dedicados a construir y preparar materialmente la sede. Luego en un plazo inucho más breve, de únicamente 16 días, se desarrollará la tercera fase: la que protagonizará el esfuerzo de los atletas entre el sábado 25 de julio y el domingo 9 de agosto del año 1992.

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La iniciativa de presentar la candidatura barcelonesa tomó cuerpo en la etapa de Narcís Serra como alcalde. Samaranch y Serra, pusieron en común sus, inquietudes en 1980 al comentar que Barcelon tenía pendiente su vieja aspiración equipo municipal maduró la idea y la anunció durante un desplazamiento del rey Juan Carlos a Cataluña.Entre ese momento, mayo de 1981, y octubre de 1982, no trascendió ningún dato concreto de la candidatura. El Ayuntamiento dedicó ese tiempo a estudiar las posibilidades reales de presentarse y elaboró el Informe Cuyàs, llamado así por haberlo redactado el actual secretario de Estado para el Deporte. Fue una priraera aproximación al proyecto que ya insinuaba un objetivo urbano: adelantar a 1992 la Barcelona deseada para, el año 2000.

Un año después -13 de diciembre de 1983- el Consejo Rector de la candidatura aprobó un anteproyecto. Este documento incorporaba un primer presupuesto aproximado (88.190 millones de pesetas), ubicaba la villa olímpica en Poblenou, planteaba el anillo olímpico de Montjuïc como escenario central y dejaba constancia de las dos incógnitas que hoy síguen pendientes: el posible puerto deportivo de Barcelona para la vela y la elección de una sede para las competiciones de remo. Según este informe, la financiación se apoyaría sustancialmente en los ingresos por derechos de televisión.

Ocho días más tarde, el 21 de diciembre, el Comité Olímpico Español decidió apoyar oficialmente a.Barcelona. Hubo luz verde del Gobierno el 28 de marzo de 1984, y el verano siguiente,se inició la campaña de promoción internacional con el envío de una delegación española a los juegos de Los Ángeles, y allí se entregó el anteproyecto al COI.

En busca de unidad

En noviembre de 1984, el alcalde Pasqual Maragall pidió desde el Parlamento de Cataluña que hubiera unidad institucional en apoyo de la candidatura. La unidad se alcanzó el 10 de marzo siguiente, cuando todas las administraciones públicas y el sector privado (a través de la asociación empresarial, Barcelona 92) se integraron en un nuevo Consejo Rector, que estrenó la figura de un consejero delegado, Josep, Miquel

Un mes más tarde, el 12 de mayo, Barcelona confirmó formalmente su candidatura, y 18 días después -al cumplirse los cuatro años del primer. anuncio de Serra- sus representantes. estaban en Berlín, en una reunión del COI, abriendo la lucha por la designación.

La Oficina Olímpica barcelonesa recibió a finales de julio de 1985 el cuestionario debía cumplimentar para seguir en la carrera olímpica. Veintiocho preguntas obligaban a redactar un completísimo dossier con todos y cada uno de los pormenores de los juegos, en el caso de celebrarse en la ciudad. Paralelamente, debían adjuntarse los apoyos efectivos con que contaba Barcelona. Todas las autoridades, empezando por el Rey, firmaron sus cartas. El pleno del Ayuntamiento solicitó la organización el 27 de diciembre de ese mismo año.

Las comisiones del COI

El 1 de.marzo de 1986 Pasqual. ,Maragall entregó en Lausana la documentación, que, al ser aceptada, convertía a la ciudad española" en candidata. oficial. Entonces empezó el trabajo de las tres comisiones de encuesta del COI analizando la idoneidad de las ciudades propuestas, así como la fase de información personal de cada uno de los miembros votantes.

Mientras, la Oficina Olímpica continuaba su tarea. Más lentamente de lo previsto se firmaron los convenios de coIaboración financiera que aseguraran la viabilidad de las grandes obras públicas previstas: el levantamiento de la vía férrea a su paso por Poblenou para dejar espacio para la villa olímpica; la demolición de la mayor parte del viejo estadio y el inicio de su modernización, y la acometida del palacio de deportes de Sant Jordi. Al mismo tiempo, los promotores de la candidatura recorría el mundo para intentar convencer uno a uno a los miembros del COI.

En las fechas previas ala cita de Lausana, el optimismo del Consejo Rector se hizo patente. El éxito de la convocatoria de los voluntarios (más de 60.000 en toda España), la notable participación de personalidades en el Consejo de Apoyo -constituido pocos días antes de la. Mercè-, y los resultados de unas encuestas intemacionales dieron alas a la confianza.

Discretas tensiones internas

La candidatura de Barcelona 92 ha pasado por varios momentos internos dífilciles, pero las instituciones y personas, comprometidas con el proyecto han sabido capearlos con discreción y habilidad, conscientes de que una imagen de falta de unidad podía ser suficiente para una campaña de descrédito desde cualquier ciudad competidora.La vida de la Oficina Olímpica ha tenido diversos vaivenes que apenas han, trascendido: la etapa de Armand Carabén al frente del proyecto pasó desapercibida y cóncretó pocas cosas; la llegada de Josep Miquel Abad, con plenos poderes para dinamizar los trabajos, supuso una ayuda fundamental para aca bar de desbloquear los problemas a los que se enfrentaban tenaz y eficazmente Joan Mas Cantí y Jordi Serra. La mayor tensión se produjo, sin embargo, con la dimisión de Félix Arias, director del dossier de la candidatura. Pese a los elogios recibidos en Lausana, Arias se fue al considerar que la Oficina Olímpica no le encomendaba ningún trabajo específico.

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