Verlo para creerlo
¡Verlo para creerlo!, y valga la expresión. Éste fue mi primer pensarniento al leer el artículo de su periódico del 24 de septiembre de 1986 sobre España y su servicio exterior. Con los ojos bien abiertos, me pellizco varias veces y me doy entera cuenta de que no estoy soñando. Un miembro del sacro cuerpo diplomático español, y más aún, embajador en la RFA, don Eduardo Foncillas, sacando a la luz las deficiencias del servicio exterior español... ¡Increíble!, y además en EL PAÍS..Después de leer repetidas veces el artículo, sigo pensando que lo que éste dice es lo mismo que yo he gritado durante 10 años en este país. Pero, ¡claro está!, yo, españolito de a pie, y contribuyente neto, ¿quién me va a escuchar a mí? Estoy de acuerdo con el señor Foncillas en todo lo que escribe, aunque desde otro punto de vista, pero ¿no se le ha olvidado algo, o es que no se ha atrevido a concretizar más? Permítaine, pues, de nuevo, recordarle algo como: los favoritismos, los caeciquismos, los nombramientos de personas en puestos que no sólo están incapacitadas para cubrirlo, sino que son perfectarnente incompetentes para ello, la falta de interés e incumplimiento de sus obligaciones, la falta de responsabilidad, la, tiranía y a.buso con empleados subalternos que, muchas de las veces son tam incompetentes como sus jefes, y muchas otras deficiencias más, que, sin ser delitos, rayan muchas veces en el límite de la fechoria, entre el deber y el abuso, entre la buena voluntad y la mala leche.
El señor Foncillas, diplomático, tiene toda mi admiración por haber tirado el guante.
Guste o no guste, haga o no haga daño, la verdad es que de lo que ocurre dentro del servicio exterior español la pueden contar también más de tres millones de españoles en Europa y miles de empresarios españoles que viajan para exportar. - Agente comercial e importador de productos españoles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.