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Tribuna:DEBATE SOBRE EL HECHO RELIGIOSO
Tribuna
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Indigencia de la teología y la filosofía

Es sabido que con la conversión del cristianismo en religión establecida, la filosofía, cada vez más a lo largo de la antigüedad tardía y la Edad Media, fue siendo relegada a ancilla theológiae. Durante la baja Edad Media las cosas empezaron a cambiar: la doctrina de la "doble verdad" fue la primera expresión de la emancipación de la filosofía, lograda en la modernidad, ya totalmente a partir de Descartes y con el tránsito, por emplear el lenguaje de Comte, del estadio teológico al estadio metafísico. La teología natural y racional, la teología trascendental y el teísmo moral kantiano han constituido etapas sucesivas del tratamiento filosófico del problema de Dios. Así las tornas se cambiaron y la filosofía pasó a ser, de sierva, señora del saber, poco o ninguno (agnosticismo) sobre Dios. Mas en el final de la modernidad a la metafisica le ha llegado también su hora de perder seguridad y volverse, igual que la teología posmoderna, mero sistema de preguntas: la metafisica y la teología se hacen ahora interrogativas, críticas, cuestionadoras de sí mismas. Los teólogos y los filósofos, como dijo José Gómez Caffarena en la ocasión que (51 anima y que quiere comentar aquí, nos parecemos mucho, y yo agregaría que, personajes marginales a nuestro tiempo, nos parecemos cada vez más. (A los teólogos no dogmáticos, claro está, me refiero.)Sí, teólogos y filósofos; de este jaez, junto con aficionados a una y otra de estas disciplinas, nos hemos reunido, como cada año, en el Foro sobre el Hecho Religioso, que ha cumplido ya su dé cima edición. En realidad, y des de muy pronto, el foro abandonó su pretensión, nominal e inicial, de ágora a todos abierta -función asumida luego por los lla mados congresos de teología-, para limitarse a convocar modes tamente a quieneg se sienten con cernidos por modo, a la vez directo y crítico, por la religión.

El tema de este año sido Antropologías cristianas y hombre actual. Estas concepciones del cristianismo se han situado entre los dos polos extremos de la miseria humana, el pecado, el rechazo de la corporalidad, con la consiguiente relegación de la mujer, y la cruz como expiación, por un lado, y por el otro la grandeza del hombre, su gracia, por decirlo así, infusa, como imagen de Dios, petit dieu (Bergson), "manera finita de ser, real y efectivamente, Dios" (Zubiri). Tema, como se ve, actual, paradójicamente a Causa de su inactualidad, porque el hombre de hoy no se ve ya a símismo, al modo luterano, como intrínsecamente pecador, sino más bien -lejos, a la vez, del pesimismo y del optimismo teológico-antropológico- en lo socialmente decisivo, hasta cierto punto inocente, pero impotente y condicionado por instancias injustas y por un pecado histórico-social, estructural más bien que personal. El drama constitutivo del hombre fue, tal vez, el de su ruptura óntica, y no simplemente de naturaleza moral, con la deidad. ¿Identificación consigo mismo, distanciadora del origen, para echar a andar por su cuenta, dotando de sentido a su propia historia? ¿O bien misión, vocación, entrada de lo divino en el mundo, continuación y culminación, religiosa o laicamen te interpretada, de la encar nación?

Límites

Los límites entre la filosofía y la teología quedaron difuminados en la bien construida ponencia de Agustín Andreu: ¿Es la vida un tiempo de prueba que, con el "corte escatológico" de la muerte y el juicio como postrimenas, se convierte en destino? ¿O bien la teología de la muerte de Dios sólo afirmó la muerte del Dios juez, y el hombre, desidentificado de su individualidad, en su eterno retorno, alcanza, puede alcanzar la transfinitud (García Bacca) en un futuro leibniziano, capaz de enderezarlo todo en apocatástasis final sin fin? Hubo también en el foro un regreso de los planteamientos clásicos de la teología, en una interpretación libre, efectuada por el conocido teólogo José Ignacio González Faus, de la doctrina anseImiana de la satifacción, que imprimiendo un giro en ésta da prevalencia al amor sobre la culpa y la ofensa. Victoria Camps subrayó el hecho importante, que no por reflejado un tanto trivialmente en los planes de segunda enseñanza es menos real, de que la sensibilidad actual tiende a reducir la religión a ética: sentimientos de insatisfacción, de esperanza, de solidaridad, de felicidad individual y colectiva.

Alfredo Fierro, nuestro más destacado teólogo radical o, si se me permite la expresión, por lo demás en otros ámbitos ya acuñada, "ateólogo", hizo ver que todas las antropologías cristianas han incidido en la preterición del cuerpo, bien para mortificarlo con la ascesis, bien para dejarlo atrás, olvidado, en una suerte de angelismo. (La corporalidad tachada y recuperada, se titulaba la comunicación de Miguel Benzo que, por enfermedad, no pudo desarrollar.) No sólo relegación del cuerpo, sino, en correspondencia con ella, incapacidad actual para la creación de imágenes: al hombre de hoy sólo le llegan, del cristianismo, noticias, no presencias, ni s¡quiera en imagen. (Como no sea la del papamóvil.) ¿Será, como preguntaba Antonio Santesmases, porque ha optado por abandonar el mundo actual y refugiarse en un catolicismo de restauración? El querido José María Díez-Alegría, con su talante optimista, sostuvo que la gracia puede actuar también en lo socialy en la historia. Mas a este propósito, de la comunicación puramente descriptiva de José Rodríguez de Rivera sobre antropología y sociología del mercado, la división sectorial del trabajo y la empresa actuales, puede desprenderse la pesimista conclusión de la amenaza de implantación de un "totalitarismo" no dictatorial-personal, sino organizatorio y de control de información, soft y hasta, si se quiere, light, aparentemente descentralizado y, en la realidad, plenamente integrado a través de un bien tensado aparato neo-feudal.

He dejado para el final la referencia a la ponencia de Adela Cortina en la que se mostraba cómo a la antropología del rechazo del cuerpo corresponde, por pura lógica interna, la de "La discriminacion de la mujer". Su pertinente denuncia del androcentrismo judeocristiano fue decisiva para la elección del tema del año próximo, que será el de la mujer en el cristianismo, la mujer y el cristianismo.

Mas para terminar vuelvo a donde empecé. A las épocas de prepotencia de la teología, y luego de la filosofía ha sucedido ésta, de indigencia de una y otra. Se diría que a los filósofos hoy sólo les cabe reflexionar, y sólo preguntarse a los teólogos. únicamente a la ética, reflexión, a su vez, sobre la moral, parece seguírsele reconociendo un lugar en el mundo actual. Quizá por eso el recién creado instituto de filosofía va a ser, para empezar y sobre todo, instituto de filosofía moral y política. Y también de filosofía de la religión, cosa bastante diferente de la establecida teología. "

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