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Mitterrand lanza un nuevo reto a la cohabitación

Lluís Bassets

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, no firmará el decreto-ley del Gobierno de Jacques Chirac de redistribución de circunscripciones electorales, según Ama un comunicado del portavoz del Elíseo emitido ayer. Esta es la segunda vez en que el presidente de la República se niega a firmar un decreto-ley del Gobierno. El 16 de julio rechazó el decreto-ley de privatización de 65 grandes empresas públicas alegando la necesidad de preservar la "independencia nacional".

En esta ocasión, el comunicado de la presidencia afirma que el proyecto introduce cambios en las circunscripciones electorales, por lo que nada más natural que sea el propio Parlamento el que discuta y decida sobre este asunto.Con ocasión de la primera negativa del presidente de la República, el jefe del Gobierno, Chirac, aseguró que era la primera vez que un presidente se oponía a "la voluntad claramente expresada por la mayoría de los franceses".

Programa electoral

La privatización de empresas públicas era, efectivamente, uno de los puntos centrales del programa electoral de la nueva mayoría que permitió a Chirac formar gobierno después de su nombramiento como primer ministro. En esta ocasión, en cambio, el proyecto preparado por el ministro del Interior, Charles Pasqua, no es parte central de ningún programa político y puede crear divisiones en el seno de la mayoría, al tratarse de una operación de charcutería electoral destinada a modelar las circunscripciones según los intereses, fundamentalmente, del RPR (Asamblea para la República) de Jacques Chirac, partido al que también pertenece Pasqua.El texto del decreto rechazado, convertido en proyecto de ley que el Gobierno presenta al Parlamento, puede dar ocasión a que en el seno de la mayoría, sobre toda de la UDF (Unión para la Democracia Francesa), se produzcan discrepancias que pueden dificultar y modificar incluso el proyecto de Pasqua.

Para evitar la división, en un momento aparentemente idílico, después de la prueba electoral del pasado domingo y del clima de unidad nacional en tomo al .Gobierno creado par el terrorismo, Jacques Chirac, curándose en salud, ofreció garantías a los diputados en una reunión de parlamentarios del RPR y de la UDF celebrada el miércoles. Según Chirac, la unidad de la mayoría pasa por garantizar que todos los actuales diputados sean candidatos únicos y, que, en los casos en que la redistribución de circunscripciones haga difícil la elección, el candidato con dificultades tendrá preferencia sobre cualquier otro en otra circunscripción favorable.

Las garantías de Chirac, sin embargo, son a muy, largo plazo (las elecciones generales deberán celebrarse, si no hay disolución previa, en 1991) y exigen como condición la preservación de la unidad en las presidenciales. La redistribución electoral de Pasqua puede, en consecuencia, abrir un boquete en el seno de la mayoría, principalmente de la UDF, que, aunque no comprometa finalmente a la ley, siembre la cizaña con vistas a las presidenciales de 1988. La creación de estas condiciones de división en la mayoría parece ser el principal motivo de la negativa de Mitterrand, que ha conseguido oponer un obstáculo realmente serio a su primer ministro. La primera negativa de Mitterrand implicaba, en la práctica, un retraso de unos pocos días en la puesta en marcha de las privatizaciones.

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Un torpedo contra la mayoría

La actual negativa va más lejos y puede convertirse en un torpedo en la proa de la mayoría, en la medida en que ésta no sea capaz de soportar el reto sin romper la unidad. Jean Claude Caudin, presidente del grupo parlamentario de la UDF, declaró precisamente hace una semana que, en caso de rechazo de Mitterrand a la redistribución electoral, pediría modificaciones en el proyecto, que serían "en un sentido positivo tanto para la UDF como para el RPR".El primer ministro ha recordado en un comunicado que el Gobierno cumple con este decreto un encargo del Parlamento, después de largas consultas "rodeadas de todas las garantías de objetividad y de justicia", "El presidente de la República, a pesar de ello, acaba de anunciar que no firmará el texto", dice el comunicado, y prosigue: "Sin entrar en una controversia constitucional, el Gobierno. ha decidido someter inmediatamente al Consejo de Ministros un proyecto de ley (...) que será examinado en el plazo más corto por el Parlamento".

El portavoz del primer ministro Chirac, por su parte, ha anunciado ya que el Gobierno podría utilizar el artículo 49.3 de la Constitución, que le permite suspender la discusión de un proyecto de ley, sin dejar más alternativa que la presentación de una moción de censura contra el Gobierno.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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