The Long Ryders, "rock" con raíces

Con el fondo de Viva la 15 Brigada o El Ejército del Ebro, una canción popular española adoptada por las Brigadas Internacionales e interpretada por Pete Seeger, saltaron al escenario The Long Ryders. Enamorados, según propias palabras, de Hemingway, España, los toros y Manolete, cuajaron una buena actuación, aunque les faltó ese punto de duende para salir a hombros por la puerta grande.El compacto cuarteto californiano tiene sus pilares en Stephen McCarthy, con una magnífica voz y responsable de buena parte del peso y color de la instruinentación con sus guitarras, lap steel y mandolina, y en Syd Griffin, cantante de estilo menos country, guitarrista más duro y centro de escena. A su lado, el batería Greg Sowders es de los que pegan a la caja con fuerza, y Tom Stevens, al bajo, complementa perfectamente su voz con la de Stephen McCarthy.

La energía de las canciones de The Long Ryders se apoya en un potente sonido y saturadas guitarras, mezclándose el country, el rock, Bob Dylan y los grupos californianos de los sesenta, en una línea propia sin fisuras y con alguna incursión en la música tradicional norteamericana. Su estilo se desmarca de los primeros grupos de folk-rock por la dureza y se aproxima a ellos en sus fuentes de inspiración y la postura crítica respecto al american way of life en contra de lo que se pudiera desprender de su aspecto de vaqueros reciclados.

A lo largo de los 90 minutos que estuvieron en escena, incluidos los dos bises, The Long Ryders arrastraron al público que llenaba la sala en los temas más rápidos y conocidos, alternando momentos muy brillantes, de voces empastadas, con otros en los que el sonido no fue tan redondo y la perfección de los coros, una de sus características más atractivas, no alcanzó el punto óptimo. A pesar de estas deficiencias técnicas, demostraron por qué son uno de los máximos representantes del estilo que practican, sus magníficas cualidades como cantantes e instrumentistas y el amor por sus raíces.