Tarde de cuartetos y noche de poetas
ENVIADO ESPECIALEl Cuarteto Sonor, por la tarde, y el Grupo Koan, de José Ramón Encinar, por la noche, llenaron el martes de sonidos españoles contemporáneos. Taverna, Soler, Alonso y Luis de Pablo representaron a la generación de 1931 y Albert Sardá a la siguiente, de 1946.
El Cuarteto de 1975 nos habla de Sardá como músico que, sirviéndose de muy varios recursos, crea en libertad, obediente a incitaciones externas e interiores y a través de una escritura rigurosa, clara y con "calidad de página". El componente lírico y sensible de Josep Soler decide el talante de su Cuarteto número 3, de 1984, una dilatada meditación no lejana de un cierto neorromanticismo.
Las siete piezas que componen la suite pueden servir, según su autor, Francesc Taverna-Bech, como itinerario de su aventura musical, pues reflejan trabajos iniciados en 1967 y terminados el pasado año. Sin embargo, el conjunto es de gran coherencia, unidad estilística y especialmente interesante en sus casi unamunianas meditaciones acerca de la vida y de la muerte
Festival Internacional de Música de Alicante
Obras de Taverna, Sardá, Soler, Alonso, Webern y De Pablo, Intérpretes: Cuarteto Sonor, Coro Ars Nova y Grupo Koan. Director: José Ramón Encinar Caja de Ahorros Municipal de Alicante y Aula de Cultura de la Caja de Alicante y Murcia. Alicante, 16 de septiembre.
En Spherae, del zamorano Miguel Alonso, se define su despegue de la tradición y su incorporación a expresiones actuales que le llevarían a lo electroacústico y fonético en Radio stress y Biografía. Todas las versiones del Cuarteto Sonor sirvieron a las obras con dominio, competencia y claridad.
El estreno mundial de Tarde de poetas, importante encargo recibido por Luis de Pablo del Ministerio de Cultura, se presentaba como especial acontecimiento. La sala de la Caja de Alicante y Murcia registró una entrada que se acercó al lleno y si es cierto que algunos asistentes se ausentaron durante el curso de la obra, no lo es menos que la mayoría la siguió con interés y la aplaudió con largueza.
El proyecto era ya, por sí mismo, bien ambicioso: hora y media de música cantada e instrumental, ordenada en 14 partes y basada él una variadísima suma poética que desde Ibn Gabirol iba hasta Vicente Aleixandre, pasando por Juan Larrea, Luis de Góngora, Marcial, Carlo Porta, los persas Hafiz, Saadi y Omar Kayan, según un ordo amoris más obediente a la naturaleza instintiva del compositor que a cualquier tipo de actitud apriorística.
Siempre fue Luis de Pablo un consumidor y asumidor de poesía; siempre también buceó en la música conveniente a cada lenguaje, de donde nació, quizá, el gran éxito de la obra Kiu, de la que es deudora a mi modo de ver, esta Tarde de poetas; al fin y al cabo, se trata de otra forma de expresión dramática, aunque esté muy alimentada por la lírica. En Kiu dio Luis de Pablo con algo que parecía nuevo, pero que alentaba ya en sus primeras obras, incluso en algunas de las descatalogadas: la tentación melódica entendida como amplia posibilidad de canto sucesivo y no reglado, libre, tonalista y recitativo a veces e intenso siempre.
A la hora de la compañía instrumental o de los interludios, huye el autor de toda idea orquestal para explotar individualizadamente o en sumarias agregaciones los 18 elementos de que dispone. La palabra cantada la toman en bien pensada sucesión significativa una soprano, un barítono o el conjunto vocal para llevarnos por los diversos estados que provocaron y reflejan los poemas.
La soprano Angeles Rodríguez, el barítono Gregorio Poblador, el Coro Ars Nova, de Sabas Calvillo, y el Grupo Koan, todos bajo la dirección de José Ramón Encinar, coadyuvaron eficazmente a que el estreno de Tarde de poetas fuera verdadero acontecimiento.
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