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La herencia de Kandinsky y la Bauhaus sube a escena

La danza se transforma en la experiencia viva de la escena. Los tiempos de revelación parecen haber terminado, y los espectáculos que se están viendo en Lyón tienden a una erudita demostración del camino recorrido, como la reconstrucción de las experiencias de la escuela de diseño Bauhaus y del propio Kandinsky. Piezas del pasado reciente junto a nuevas creaciones cuya notoriedad es interior: es el caso de Susan Burgie, que el día 15 presentó su Parcelle de ciel en la Ópera de esta ciudad. ¿Estará el estilo del futuro rondando Lyón?

La bienal ha entrado en materia con un plato fuerte que todos los interesados en la danza contemporánea deben ver: la reconstrucción de Gerhard Bohner de Las danzas de Bauhaus, tres piezas (bastones, círculos y metal) creadas en 1928 por Oskar Schlemmer y bailadas ahora por el propio Bohner, que elaboró en 1973 las danzas de los bastones y de los círculos.Con ocasión de la recreación de Le ballet triadique -también de Schlemmer- hizo una nueva tentativa (1977), pues en ella están todas las teorías escénicas y de vestuario de Schlemmer. El resultado es apasionante. El arte suprematista, su huella real pasada por Bauhaus, cobra movimiento justo donde el concepto se hace baile; el cuerpo es el soporte blando -o muelle- de estructuras materiales rígidas. La música para piano y percusión de verdadera anticipación es también el resultado conceptual de la investigación renovadora de Schlemmer. En la danza del metal las manos son esferas de acero y la escenografía, toda plateada, constituye una evocación brancusiana del plano quebrado y la cinta infinita bañada por una luz blanca muy intensa.

La segunda parte, Cuadros de una exposición, de Wassily Kandinsky, usa íntegramente la partitura de Mussorski. Es un juego de planos de color y cámara negra donde la tramoya y la luz bailan componiendo una pintura cinética que se transforma continuamente ante los ojos del espectador.

A la tarde siguiente del espectáculo, Dirk Scheper, catedrático de la Academia de Bellas Artes de Berlín, impartió una exhaustiva conferencia sobre Schlemmer y la danza experimental en Bauhaus con un material gráfico excepcional: un centenar de diapositivas originales del trabajo diario en Bauhaus en pleno siglo XX, además de la reproducción de algunos valiosos originales del artista absolutamente desconocidos hasta hoy, verdaderos antecedentes de la actual corriente de performance, pues se vio cómo ya en aquellos días de gestación los discípulos de Schlemmer se colgaban de los balcones en inverosímiles trajes de espirales de colores primarios.

Por la noche, en la Ópera, la pieza de Susan Burgie (una norteamericana residente en Francia), concebida para ocho bailarines, con una excelente puesta en escena, donde el trabajo de coordinación es casi perfecto, pero resulta una danza sin clímax.

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