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Comprar y vender mientras dura la espera

Los mercados de valores dedicaron la sesión de ayer a una importante actividad contractual en la que cambiaron de mano numeross partidas de papel y dinero sin que, no obstante, el indicador general experimentara variaciones notables que mostraran la verdad de lo ocurrido durante toda la mañana en el patio de operaciones. Las elevadas cifras de negocio diario no concuerdan en modo alguno con la actividad real detectada en las reuniones, por lo que debe pensarse que algunas instituciones están contratando importantes paquetes fuera de los corros, a cambios convenidos de antemano; con ello, se consigue eludir cualquier interferencia en el normal desarrollo del mercado, al tiempo que se van reestructurando las carteras a precios del día sin provocar subidas extremas poco deseables en estos momentos de indecisión. El perfil de la sesión ha sido notablemente parecido al de sus precedentes, con una tónica dominante decantada con claridad del lado de la oferta, hasta que un reducido grupo de valores, entre ellos los bancarios y Telefónica, consiguieron nivelar la balanza hasta el punto en que el fiel apenas indicaba cosa alguna significativa. El mercado parece quedar a la espera de algún acontecimiento de la actualidad económica que venga a aportar su granito de pimienta al desarrollo de las sesiones, y que sea capaz de consolidar un nuevo punto de apoyo en el que fundamentar una línea de actuación más definida que la demostrada hasta la fecha; esta línea irregular se mantiene desde que se puso la guinda al pastel con la consecución de la ya famosa cota 200. Por ello, da la impresión de que sólo un anuncio de un crecimiento inflacionario esperanzador en el mes de agosto y los siguientes, o una nueva caída de los tipos de interés, podrían animar la evolución y el comportamiento de los corros, que de otra manera parecen abocados a continuar en el más oscuro de los anonimatos.

Pero de momento, y hasta que ésto ocurra, a los inversionistas sólo les resta esperar pacientemente la llegada de acontecimientos, procurando la colocación de las puntas de liquidez con gran movilidad en aquellos títulos que pueden producir aceptables plusvalías a corto plazo, dejando para más adelante las grandes estrategias globales imposibles de llevar a la práctica con el alto grado de confusión reinante en el parqué. Sin que cambien las líneas maestras que subyacen en el ánimo del colectivo bolsista, lo cierto es que paulatinamente se está empezando a tomar en cuenta la posibilidad de que la banda de oscilación se acorte en mayor medida por el extremo superior, que por el inferior.

Las crecientes dificutades que encuentran los cambios para retomar la senda de las alzas, está consiguiendo que los analistas bursátiles comiencen a ponen en tela de juicio la posibilidad, hasta hace poco sostenida como probable, de que el índice de Madrid cierre el ejercicio claramente por encima del 200%; lo más sensato, a la vista del actual comportamiento del mercado, es efectuar una proyección hasta diciembre con ausencia de grandes alternativas y por tanto carente de movimientos amplios, sin que ello signifique abandonar de plano la benéfica influencia de variables externas imprevistas.

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