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Guerrilleros islámicos opuestos a negociar con Aquino matan a 11 católicos en Filipinas

Once personas resultaron muertas y más de 100 heridas el pasado domingo, cuando un grupo de guerrilleros islámicos contrarios a las conversaciones de paz abiertas entre representantes de su confesión y la presidenta filipina, Cozarón Aquino, arrojaron una granada en el interior de una iglesia católica, en la que unos 400 fieles asistían a una boda. La iglesia se encuentra en la localidad filipina de Salvador, en la isla de Mindanao.Seis de las víctimas murieron instantáneamente al estallar la granada, entre ellas un niño de cinco años, y cinco más fallecieron mientras eran trasladadas al hospital, declaró el coronel Ramón Aquino, responsable militar de la zona. Según fuentes hospitalarias, cerca de 50 de los heridos tienen tan sólo un 50% de probabilidades de sobrevivir.

Las mismas fuentes precisaron que algunas de las víctimas mortales fallecieron aplastadas en las avalanchas de público que se produjeron tras la explosión, hacia las puertas de salida.

Los cinco agresores que perpetraron el ataque pertenecían al Frente Musulmán de Liberación Islámica (FMLI) o Salamat Hashin, dijo el coronel Aquino.

El portavoz militar afirmó que el Ejército había emprendido recientemente acciones para neutralizar al FMLI -facción disidente del Frente de Liberación Nacional Moro (MLNM)- y que dos líderes del grupo rebelde habían muerto momentos antes del ataque a la iglesia en un enfrentamiento con unidades del Ejército.

Tres batallones del Ejército habían sido enviados a la zona tras recibir informes de los servicios secretos de que fuerzas guerrilleras estaban concentrándose en una aldea vecina para preparar un ataque.

La explosión de la granada se produjo en el momento en que el sacerdote terminaba de formalizar el casamiento, y alcanzó a herir a los dos recién casados, informó una emisora local.

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La localidad de Salvador, en la provincia de Lanao del Sur, donde ocurrieron los hechos, es mayoritariamente musulmana.

Por otra parte, el ministro filipino de Defensa, Juan Ponce Enrile, crítico ayer el silencio del Gobierno de su país ante la actuación de la guerrilla y advirtió del peligro de una toma del poder por parte de los comunistas. "Estoy perdiendo la paciencia de que a las fuerzas armadas se las acuse siempre de violar los derechos humanos cuando los culpables son el Nuevo Ejército del Pueblo" (brazo armado del partido comunista), declaró Ponce Enrile ante una importante concentración de militares del Ejército de Tierra en Manila.

El responsable de Defensa, que sirvió en el régimen de Ferdinand Marcos durante 19 años, añadió que lo peor es que el "Gobierno. prácticamente guarda silencio en relación con la forma de actuar de los insurgentes".

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