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Muñoz Seca

Ha habido en Madrid como toda una semana de homenaje y recuerdo a Muñoz Seca ("Muñoz-Séneca", se hacía llamar él mismo), e incluso estuvimos un día en la Lonja de las Terneras, en lo que fuera matadero de Legazpi ("los vientres de Madrid", por decirlo a la manera de Zola y "los vientres de París"), lonja hoy convertida en teatrillo, viendo a Luis Escobar y Mari Paz Ballesteros en una conferencia escenificada sobre don Pedro, con guión de Rodríguez Méndez. Lo cual que, durante dicha semana, se ha escrito y hablado mucho sobre Muñoz Seca y su humor, hasta llegar a presentarle como precursor de Tono, Mihura y Jardiel. No tiene nada que ver con ellos. En principio, lo de Muñoz Seca no era humor, sino algo mucho más entoñado en la tradición española: lo grotesco (que viene de "gruta"), la risa, lo cómico, la burla. No hay humor en Quevedo, con ser el más moderno de nuestros Clásicos, sino gracia grotesca. No hay humor en Valle-Inclán, sino esperpento (ya sabía él que necesitaba otra palabra). No hay humor en el Madrid Cómico ni en Muñoz Seca, sino caricatura. Muñoz Seca y los suyos llamaban disparate a lo que no era sino una muy cuerda manera de hacer bromas incruentas contra la vida, la política y los individuos. (El disparate, asunto intelectual, estaba aún muy lejos y tardaría en llegar a España, a costa de una guerra y bajo la bandera de La Codorniz.) Dice Nabokov que el Quijote "es un libro viejo y cruel". Bueno, pues en ese libro viejo y, cruel Cervantes ensaya las primeras claves modernas de humor sutil, que no está, por supuesto, a cargo del insufrible Panza. El humour a la española (viene de Inglaterra, sí), está en el ultraísmo/gerardismo de Gerardo Diego, 1927.El humor es el primo pobre de la poesía lírica, un primo que ha estudiado inglés. En Arniches y todos los autores madrileñistas que le metieron a Muñoz Seca el madrileñismo que le faltaba, lo que hay es gracia, pero no humor. Incluso en Jardiel y sus cafés madrileños, sobre todo el Castilla, en la glorieta de Bübao, el humor nace bastardo de risa (el humor es sonrisa), grotesquismo y astrakán (Jardiel se queda a veces en la sublimación de Torrado). Mihura, Tono, Neville, empiezan a hacer humor puro (ese género extranjero), oficialmente, después de la guerra. A Muñoz Seca lo asesina la política y le da el tiro de gracia el humor nuevo, aunque esta expresión sea una tautología. Muñoz Seca es el último de la risa. Mihura, entre escombros y colas de racionamiento, inaugura la sonrisa.

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