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Los forajidos

EMILIO MARTÍNEZ, Los marrajos que ayer se lidiaron en Las Ventas salían de toriles dispuestos a la caza y captura del hombre Aplicaban la ley del Oeste y se iban a por lo que ellos presumían extraños forajidos con trajes de luces. Ya fe que casi lo consiguen. Estos toros del conde de la Maza más semejaban búfalos que reses de lidia. Por sus venas debía correr whisky en lugar de sangre brava, pues a pesar de su altivez y presencia en seguida rodaban por los suelos como víctimas de los efluvios del alcohol. Así, en vez de un ruedo, el albero parecía lugar donde se celebraba un rodeo.

Y es que la estructura de la fiesta es absolutamente injusta. Y a estos toreros poco placeados les echan a los rodeos o al circo romano. Vamos, que les estrellan. Y a la empresa no parece importarle, pues hay cola de estos pobres diestros, y hasta 4,5 han llamado a las puertas del todopoderoso -léase Chopera- solicitando una oportunidad, Una oportunidad que es absolutamente: falsa, como domingo tras domingo se demuestra.

De la Maza / Rodríguez, Lara, Cancela

Cinco toros del conde de la Maza y uno de Guadaira, lidiado en segundo lugar, descastados y sin fuerza.Manuel Rodríguez: silencio. Pitos. Pitos. José Lara: una aviso y palinas. Silencio. Carlos Aragón Cancela: silencio. Sufrió una lesión en la muñeca derecha de pronóstico reservado. Las; Ventas. Madrid, 24 de agosto. Media entrada.

Los espadas-forajidos que disfrutaron de la oportunidad poco pudieron hacer. Ni siquiera estando más puestos podrían haber mejorado su labor. El más entonado, Carlos Aragón Cancela, tuvo que pasar a la enfermería tras pinchar dos veces en hueso y lesionarse la muñeca en su primer enemigo. Al toro lo rematé, Manuel Rodríguez. Antes, Cancela ya había sido volteado, pero aguantando, consintiendo y tragando pudo dibujar algunos redondos bellos y largos, que arrancaron las más fuertes ovaciones del público, incluida la turistada, lo que tiene mérito. Manuel Rodríguez, frente a su primer toro, de alto morrillo, ancha caja y el más abufalado de la tarde, estuvo valentísimo y los pitones le rozaron alamares y bullones sin que se inmutara. Algo semejante le sucedió con el sexto y el cuarto, aunque en éstos se puso pesado a la hora de matar. Concretamente en el cuarto, un mansazo, de nombre Zagal, que se fue a tablas, y desde allí retaba a un duelo a Rodríguez: "Saca forasteiro", y eso, hizo Rodríguez, desenvainar su arma y pegarle un sartenazo en los bajos, y estuvo a punto de batir el récord mundial de descabellos -en posesión de Emilio Oliva, con 35- con sus 19 intentos. Fue la venganza de Zagal, que podría ser título de una película Yvestern-spaguetti. José Lara también puso ganas, voluntad y valor, pero su flusión. se estrelló por igual con los mansos toros del conde de la Maza.

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