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Campsa y las refinerías elaboran este fin de semana una nueva estrategia ante la CE y la evolución del precio del crudo

Los presidentes de Campsa y de las refinerías se reúnen este fin de semana, en secreto, en un lugar próximo a La Manga del Mar Menor (Murcia) con el fin de elaborar una nueva estrategia de defensa de sus intereses frente a la competencia comunitaria que, a la vez, les permita paliar los efectos de la enorme fluctuación de los precios del petróleo. Las cinco empresas refinadoras españolas -EMP, Cepsa, Petronor, Petromed y ERT- han experimentado una minusvaloración de 100.000 millones de pesetas en sus activos como consecuencia de la caída de los precios, del crudo en los últimos seis meses, pese a que el balance final del semestre ha sido muy positivo para el sector.

La posibilidad de adoptar una estrategia más flexible frente a la competencia de la Comunidad Europea (CE), fundamentalmente dentro de la reordenación de la actividad de distribución encargada a Campsa, será otro de los temas que figuren en la agenda de la reunión, convocada para celebrarse en las proximidades de La Manga, debido a que la mayoría de los presidentes de las empresas refinadoras y de Campsa mantienen su residencia veraniega en la zona. Una cuestión de última hora añadida a la agenda es la pretensión de la Generalitat de Cataluña de crear su propia empresa de distribución (Petrolis de Catalunya), en Abierta competencia con Campsa.El tema prioritario de la reunión de los refineros será, sin embargo, el informe que ha elaborado la firma auditora Arthur Andersen sobre los efectos en el balance de las empresas del hundimiento de los precios del crudo registrado desde diciembre en los mercados internacionales. El informe, que confirma la cifra de pérdidas en los activos de las empresas en torno a los 100.000 millones de pesetas, recomienda la introducción de cambios en los sistemas de valoración contable de las existencias de crudo que se ven obligadas a mantener por ley las empresas (unos 90 días de demanda previsible). Asimismo, Arthur Andersen estima que as refinerías deben volver a utilizar el sistema contable MIFO (valor medio del crudo) en lugar del LIFO (valor de reposición).

El informe de la firma auditora será enviado en breve al Ministerio de Economía y Hacienda, a fin de que éste modifique sus antiguas recomendaciones para que las empresas refinadoras utilicen, preferentemente por razones fiscales, el sistema MIFO. Precisamente, el informe da a entender que puede achacarse al uso de este sistema el hecho de que las empresas se han visto perjudicadas, contablemente, por la caída en más de un 100% (de 29 dólares a menos de 15 dólares por barril) del precio del petróleo en el último semestre.

Que pague el Estado

Con todo, los presidentes de las refinerías parecen haber abandonado la vieja idea, surgida en las discusiones mantenidas dentro de la asociación empresarial Aserpetrol, para que sea el Estado el que corra con el coste de las pérdidas contables achacables a la minusvaloración de los almacenamientos. El enorme remonte que ha experimentado el margen de refino en el último año y la actividad exportadora sin precedentes en el semestre de la práctica totalidad de las empresas ha forzado a las refinerías a olvidarse momentáneamente de esta aspiración, en parte porque sus beneficios, pese a todo, serán superiores durante el presente ejercicio a lo que fueron en los pasados.

Dentro de la estrategia a largo plazo, los presidentes de las empresas tienen la intención de analizar en detalle los próximos pasos que debe dar el sector, sobre todo vía la distribuidora Campsa, para flexibilizar el rígido sistema de monopolio de hecho que quedó configurado en las disposiciones ministeriales del pasado diciembre sobre la adaptación del monopolio de petróleos a la normativa comunitaria. La intención de una mayoría de los refineros, representados todos en el Consejo de Administración de la nueva Campsa, es flexibilizar el sistema de forma que su capacidad de reacción ante la competencia comunitaria sea superior.

La idea lanzada desde la Generalitat de Cataluña de crear una especie de Campsa catalana figura también en el supuesto orden del día. Pese a que la mayoría de los responsables de las refinerías ha reaccionado con escepticismo a la idea catalana, por considerarla difícilmente viable, es intención de los socios de Campsa analizar en detalle posibles iniciativas de este tipo.

Dentro de este capítulo es previsible que se replantee el pacto de caballeros alcanzado hace meses en el consejo de Campsa para acelerar el proceso de modificación del protocolo para la reordenación del sector que, firmado en el verano de 1984 por el entonces ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, y todos los presidentes de las empresas afectadas, establecía un rígido sistema de abanderamiento único por Campsa de las estaciones de servicio. La posibilidad de firmar un nuevo documento no es descartada por algunos de los presidentes que asistirán a la reunión.

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