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Guerra aumentará su protagonismo en el Gobierno reforzando el papel político de la Comisión de Subsecretarios

El funcionamiento que Alfonso Guerra quiere imprimir a la Comisión de Subsecretarios, encargada de preparar las reuniones del Consejo de Ministros, aumentará considerablemente la dimensión política de este organismo, y la capacidad de control del vicepresidente. Guerra se propone conseguir desde la presidencia de dicha comisión, que ejercerá por primera vez mañana, una mayor elaboración de las decisiones del Gobierno e incluso zanjar el máximo de cuestiones "para que el Gabinete no pierda el tiempo en discutir sobre ellas y se concentre en la estricta toma de decisiones importantes", según un alto cargo gubernamental.

El incremento del protagonismo de Alfonso Guerra en el funcionamiento operativo del Gobierno, al pasar a presidir, la Comisión de Subsecretarios, que en la anterior legislatura presidía el ministro de la Presidencia, tendrá, entre otras consecuencias, una probable pérdida de influencia del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, cuyo margen de maniobra puede quedar reducido por los acuerdos ya esbozados en la Comisión de Subsecretarios, según un destacado dirigente socialista.El hecho de que el nuevo funcionamiento de la comisión esté orientado a "ahorrar trabajo al Consejo de Ministros", como explican fuentes de la Moncloa, indica que la Comisión no enviará al Consejo de Ministros un asunto hasta que esté tan debatido, o consensuado, como lo considere necesario Guerra. De este modo, según las previsiones de sus colaboradores, al Gobierno le llegarán informes con las diversas alternativas entre las que optar en cada asunto, de forma que la discusión pueda centrarse exclusivamente en la adopción de una decisión.

Las fuentes gubernamentales consultadas atribuyen este nuevo funcionamiento a los problemas que en la pasada legislatura lastraron, a su juicio, el desarrollo de los consejos de ministros, por tener éstos que invertir "demasiado tiempo" en debates, porque algunos temas de los que se trataba apenas habían sido abordados por los subsecretarios. En otros casos, algunos proyectos llegaron con retraso al consejo porque se encontraban "atascados" en la comisión debido a la falta de una autoridad política que adoptase resoluciones, según medios socialistas.

Madurar las decisiones.

El que sea ahora el vicepresidente del Gobierno, y no un ministro, quien presida la reunión de los subsecretarios hará que, en adelante, la situación sea previsiblemente la contraria, es decir, que las decisiones se hallen muy maduradas cuando lleguen al Consejo de Ministros y que, en cuantos temas sea posible, el acuerdo sea adoptado por la comisión, de forma que el Gobierno sólo lo supervise. Los asuntos que la citada comisión puede dejar prácticamente zanjados no figurarán en ninguna normativa, como tampoco sucedía hasta ahora, por lo que queda a expensas del vicepresidente del Gobierno.

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El nuevo funcionamiento de la reunión semanal de subsecretarios engrosará, según la terminología del palacio de la Moncloa, el índice verde, es decir, la carpeta -denominada así por tener una franja vertical de ese color en el lomo- que recoge los asuntos que han obtenido un alto grado de acuerdo y que pueden recibir el visto bueno definitivo. El índice rojo contendrá los proyectos de ley, decretos leyes, reales decretos y otras iniciativas que exigen la aprobación colegiada del Consejo de Ministros. El índice negro guardará los temas que requieren una mayor profundización o debate a la vista de las dificultades surgidas en su discusion.

A las reuniones preparatorias del Consejo de Ministros asistirán probablemente todos los secretarios de Estado -en la pasada legislatura acudían quienes lo deseaban o querían intervenir sobre cuestiones de su competencia, cuando llegaba el caso-, y todos los subsecretarios más el vicepresidente del Gobierno, el ministro para las Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero; el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Roberto Dorado, y el secretario general de la Oficina del Portavoz del Gobierno, Santiago Varela. Zapatero es un estrecho colaborador de Guerra desde hace 10 años -si bien él suele explicar que no se siente más identificado con el vicepresidente que con el presidente-, y Dorado es un veterano guerrista que ha formado parte de los comités electorales nacionales del PSOE desde antes de 1982. En cambio, no asistirán ya los secretarios generales de los ministerios.

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