La taberna del torero-pintor
El torero-pintor Antonio Sánchez, de padre manchego y madre de Vallecas, llenó con sus cuadros una taberna de la calle Mesón de Paredes abierta a principios del siglo XIX. Zuloaga, pintor del costumbrismo madrileño, escogió el mismo local para organizar sus tertulias. Después, en la taberna de Antonio Sánchez nacieron peñas taurinas y no taurinas, se organizaron tertulias literarias y políticas. El local mantiene aún el sabor a madera de nogal, torrijas y vino de Valdepeñas.Ramón Tamames y Luis Carandell han sido dueños de la taberna. Hace siete meses, Francisco Cies, andaluz que ha sido torero, compró el local con una idea fija: "Conseguir que no entren aquí macarras y chorizos, devolver a la taberna el ambiente de conversación tranquila que tuvo con Antonio Sánchez". Francisco Cies habla con cariño de la taberna, pero no mucho, porque está escribiendo un libro sobre la historia del establecimiento y no quiere que se lo pisen: "Tengo muchos planes; entre ellos convertir en un museo el sótano, que está lleno de tinajas, y volver a organizar tertulias". Francisco se viste con traje negro, camisa blanca y pajarita para atender a los clientes.
Quien entra al mesón se fija en el mostrador de madera y estaño, en la lámpara de electricidad y gas, y en las dos cabezas de toro que vigilan desde lo alto. Una de ellas es del toro Fogonero; con él tomó la alternativa Antonio Sánchez en 1922.
Cliente diaria es María del Carmen Cano, esposa del médico del torero-pintor y modelo de éste para muchos de sus cuadros. De todas las cosillas que se sabe de la taberna, la que más gracia le hace es la argoIla que estaba en el retrete "para agarrarse y poder hacer más fuerza. No entiendo por qué la han quitado". Habla después del mariscal Petain, "aunque muchos no se lo crean, ha estado aquí".
