Desfacedores del idioma
Esa guerra bárbara y aciaga, esa saña, ese encarnizamiento con que algunos redactores de EL PAÍS desmochan a diario de determinantes nuestro idioma, estampando a viva fuerza expresiones que ningún oído castellano admite, que no pueden decirse ni escribirse sin violencia, como el titular hace poco leído: Científicos producen un virus derivado del causante del SIDA, en lugar de Loslunos/variosl... científicos, etcétera, son verdaderamente incomprensibles. (Por no hablar de la implacable proscripción que han decretado contra el llamado pretérito perfecto -"ha fallecido"-, reemplazándolo desconsideradamente en los titulares por el indefinido, incluso cuando, sin adverbio de tiempo y haciendo referencia a algo acabado de ocurrir -"Falleció Borges" (!)-, era la forma obligada; y todo por la única, inapelable e inteligente razón de que en inglés, con su conjugación limitadísima, se usa siempre en tales casos el pasado simple.)El dislate de llamar, por ejemplo, Pasionaria a quien no es (y a mucha honra, que ese apodo lo ganó con su vida y con sus actos) sino la Pasionaria, confundiendo lastimosamente un mote, un nombre de guerra, un seudónimo glorioso con una inscripción en el Registro Civil (Pasionaria, de existir, sería apellido, pero tan no lo es de esa Dolores como no lo son Acebo o Rosas), casi ha conseguido en pocos años, sin apoyo (le otros argumentos que el de repetirse por tirada 348.364 veces diarías, casi ha logrado, digo, embcitar la certera distinción que entre una y otra cosa hace la lengua de suyo, sin que nadie se lo pida ni la fuerce.
Ahora nos llega una nueva y aún más impávida pedrada en el oído (sobre ser doble, por lo dicho arriba): escriben, sin más, "Falleció Indio Fernández". ¿Quieren erriular esos atroces desfacedores del idioma a quienes modificaban periódicaniente el pasado en las enciclopedias oficiales y, con su bárbaro calco del inglés, hacer que ahora en México haya sido hacé 80 años posible imponer a un niño Indio como nombre de pila (ciscándose, por lo demás, de paso en Emilio)? Yo diría que EL PAÍS, con sus esfuerzos por incorporar verdaderos escritores a sus páginas, se merecía otra suerte. Pero es inútil lamentarse: temo que muy pronto habré de leer en él, junto a Verdú, a Gimferrer o a Gándaira, nuevas inepcias del género de "más vertidos en mar Meditenráneo", "río Guadalquivir, engalanado de orilla a orilla", o "presidente González dice que añora Y yate Azor".-
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