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La expulsión de Txomin Iturbe de Francia hizo fracasar un plan del PNV para dialogar con los terroristas

Carlos Yárnoz

La expulsión de Francia de Txomin Iturbe, presunto máximo dirigente etarra, frustró un plan de diálogo con ETA que elaboraba el PNV, con el beneplácito del Gobierno vasco, según han confirmado destacados nacionalistas y socialistas de Euskadi, así como fuentes gubernamentales. El plan originó un fuerte malestar en el Gobierno central cuando lo conoció -ya lo conocía con anterioridad, según el Ejecutivo vasco-, y el Ministerio del Interior se negó a tomar iniciativas para retrasar la expulsión de Iturbe, quien había pedido un plazo de 20 días para responder a sus interlocutores.

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Algunos contactos entre el PNV e Iturbe se realizaron, según fuentes socialistas vascas, a través de abogados de Herri Batasuna, y otros a través de dos miembros del partido nacionalista. De acuerdo con estas fuentes, quienes dirigían la operación eran "hombres muy próximos a Xabier Arzalluz", presidente del PNV. Tras la expulsión de Iturbe, Arzalluz comentó con personas de confianza que "habían existido motivos de esperanza" en la operación.Aunque no han sido revelados los puritos concretos del plan, las fuentes socialistas vascas aseguran que el PNV tenía previsto trasladar al Gobierno central los acuerdos a los que hubiera podido llegar con Txomin Iturbe, como una posible fórmula inicial para conseguir la pacificación. Según fuentes del Gobierno vasco, por el contrario, se trataba de facilitar que fuera el Gobierno central el que pudiera, llegar a ese acuerdo, informa Victorino Ruiz de Azúa.

La detención de Iturbe en Francia el pasado 27 de abril desconcertó a los dirigentes del PNV y al propio etarra. Éste y los dirigentes nacionalistas estaban convencidos de que el Gobierno español había presionado al francés para que se produjera la detención. Fuentes gubernamentales españolas, por el contrario, aseguran que Iturbe fue detenido por iniciativa francesa.

Tras la detención de Iturbe, y a raíz de los intercambios de información entre los gobiernos central y vasco, en medios nacionalistas se realizaron gestiones para impedir la expulsión. Dirigentes del PNV y HB se mostraron convencidos de que la expulsión no se realizaría. Ni siquiera Txomin Iturbe adoptó medidas legales o administrativas que estaban en su mano para entorpecer su deportación.

Conversación tensa

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El delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, comunicó al lendakari, José Antonio Ardanza, la decisión francesa de expulsar a Iturbe, hecho que nuevamente desconcertó a los nacionalistas. En uno de los últimos intentos por impedirlo, el consejero vasco del Interior, Luis María Retolaza, llamó por teléfono al ministro José Barrionuevo, y le comunicó alguna iniciativa que podía tomarse para retrasar la expulsión. La conversación, según fuentes del ministerio, "fue tensa". Barrionuevo aclaró que no haría nada por retrasar la expulsión e insistió en que, si Iturbe quería dialogar, podía haberlo hecho antes, o que incluso podía comunicarlo desde el país al que fuera expulsado.El mismo día de la expulsión del dirigente de ETA, el, 13 de julio pasado, la portavoz de los socialistas vascos, Ana Miranda, declaró que la deportación demostraba que, "si a alguno se le había pasado por la imaginación la posibilidad de entablar una especie de negociación del tipo que fuera, la cosa no va a ir por ahí". Arzalluz publicó el domingo pasado en Deia que ETA desea dialogar y Madrid no, y que el Gobierno central no escucha las sugerencias del PNV.

El secretario de los socialistas vizcaínos, Ricardo García Damborenea, ha sido citado en medios nacionalistas como una de las personas que colaboró en frustrar la operación. García Damborenea asegura que no es cierto. Para él, el PNV tenía en Iturbe "una baza fundamental en su estrategia". El enfado de los nacionalistas, según García Damborenea, se debe a que "no tienen recambio" en ETA para dialogar.

Otros tres intentos

El frustrado intento del PNV para lograr un diálogo con ETA se ha producido después de que, a lo largo de la pasada legislatura, el Gobierno socialista fracasara al menos en tres intentos. El primero se produjo en 1984, cuando dos sacerdotes -uno español, jesuita, y el otro francés- se entrevistaron con Iturbe en dos ocasiones en París. Julio Feo, secretario de la Presidencia, habló con el sacerdote español para decirle que debía conocer cuáles eran las pretensiones de Iturbe y que el presidente del Gobierno, Felipe González, conocía la existencia del contacto, realizado con la intervención del entonces embajador francés en Madrid, Pierre Guidoni.Meses más tarde, en agosto de 1984, Barrionuevo hizo pública su oferta de reinserción de etarras previa entrega de las armas. Desde entonces, el Gobierno ha enviado a Iturbe "dos recados" -en palabras de las fuentes informantes- para conocer su postura. Éste, según esas fuentes, "se cerró" en la posición de que hay que negociar la alternativa KAS (que incluye el derecho a la autodeterminación y la incorporación de Navarra a la comunidad autónoma vasca).

Robert Pandraud, ministro francés delegado para la Seguridad que visitó Madrid el pasado martes, declaró ayer a la emisora Europe 1 que Francia no tolerará ser santuario de terroristas. "Cuando tenemos la prueba de qué refugiados pertenecen a medios del terrorismo, los expulsamos hacia su país de origen, y recuerdo que España es un país democrático", dijo.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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