La reforma de enseñanzas medias
Esperaba con impaciencia que el Suplemento de Educación abordara un tema de tanta trascendencia como es el de la Reforma de Enseñanzas Medias. Quiero decir que los artículos dedicados en el número del día 15 del presente me han decepcionado. La mayor parte de las opiniones recogidas son críticas o posturas adversas hacia la experiencia.Un grupo de argumentos se refiere a los famosos contenidos. Con la reforma del primer ciclo, los contenidos se flexibilizan o se reducen enormemente. Una queja, grito casi, de muchos enseñantes ha sido la imposibilidad de cumplir cabalmente los abultados programas tradicionales. Tenemos ahora una oportunidad, histórica, de que los contenidos sean simples medios para lograr una serie de objetivos en un área. ¿Quién va a seguir empeñado en mantener un currículo por otra parte irrealizable?
Respecto a los objetivos comunes del ciclo, nadie pretende juzgar maneras de ser del alumnado. Empalmando con el ejemplo que se cita hay tímidos muy autocríticos y extravertidos obcecados en sus defectos.
Por supuesto que es más difícil medir si una persona razona con lógica que si conoce la historia de Roma. Pero por vez primera en la enseñanza media un equipo de profesores persigue una comunidad de metas educativas y deja de pensar que su asignatura tiene validez en sí misma.
Cuando nuestros chicos salgan de la escolaridad obligatoria sin saber la gesta de Pelayo o los nombres de nuestros católicos reyes, pero con los rudimentos para irse creando su propia versión de la historia cuando les interese, habremos dado un paso de gigante. A otros, la tarea nos costó muchas amarguras. En ello estamos.-
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