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Encuentro de paz en Asís

Representantes de las principales religiones se reunirán en octubre en el pueblo natal de san Francisco

Juan Arias

Los organizadores del encuentro de paz en Asís, al que asistirán el 27 de octubre próximo, junto con el papa Juan Pablo II, representantes de las mayores religiones del mundo, no acaban de poder ultimar el programa ante la dificultad de encontrar una oración común a Dios. Por el momento se ha llegado a un compromiso: católicos, judíos, budistas, hinduistas, musulmanes, sintoístas, protestantes, etcétera, rezarán cada uno en un rincón de Asís. Y después se dirigirán en procesión a la basílica de San Francisco, donde serán leídas en público oraciones de los diversos ritos religiosos.

El motivo que se alega para esta fórmula es que así podrá evitarse el peligro de un cierto sincretismo religioso. Pero al mismo tiempo se pone de relieve de este modo, según algunos teólogos, lo difícil que resulta a las religiones institucionalizadas encontrar siquiera el modo de poder rezar juntos a Dios. Porque aquí radica el problema: para cada religión Dios es el mismo, pero también distinto. Más justiciero el Dios del Antiguo Testamento de los judíos, más libertario el de los protestantes, mas dogmático el de los católicos, mas panteísta el de los hinduistas y mas severo el de los musulmanes.Un padre franciscano ha dicho a EL PAÍS con ironía que, paradójicamente, hubiese sido más fácil , poner de acuerdo para una "oración" común a favor de la paz a los "no creyentes", quienes encontrarían menor dificultad en dirigirse juntos al "Dios de su ausencia". Y porque no teniendo problemas de competencia sobre qué Dios es el rriejor, les resultaría más fácil ponerse de acuerdo también en la de Gensa del hombre concreto y de sus aspiraciones de paz.

Ha sido también difícil buscar un día de la semana para dicho encuentro ecuménico que no significase la prevalencia de una religión sobre otra. No podía ser el domingo ni el sábado. Ni tampoco el viernes. Y así se ha optado por el día más neutro: el lunes. Así nadie se podrá enfadar en una fiesta que deberá servir para pedir por la paz del mundo.

No habrá tampoco discursos. Ni siquiera el Papa podrá hablar, aunque siendo él -por estar en Italia y por haber partido del Vaticano la iniciativa- quien recibirá a los huéspedes, se piensa que podrá permitírsele dirigir unas palabras de simple saludo.

Donde se advertirá cierta superioridad numérica va a ser en el grupo católico, ya que asistirán, junto con el Papa, todos los representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo, que superan el centenar. Sólo ellos serán más que los representantes de las restantes religiones juntos.

Además de la oración hecha al mismo tiempo pero en lugares separados de la ciudad, los representantes de las diversas religiones ayunarán ese día. Y a las cinco de la tarde está previsto un gesto concreto de solidaridad con los pobres y marginados del mundo, que no se sabe aún en. qué podrá consistir. Es posible, aunque no ha sido decidido aún, que los jefes religiosos se junten con el Papa para una cena frugal en el comedor de los franciscanos. Pero, en ese caso, ¿quién bendecirá la mesa?, quizá nadie. Se piensa que podría hacerse quizá un minuto de silencio para que cada uno bendiga los manjares en nombre de su Dios.

Una cena difícil

Pero ya la propia cena no será tarea fácil, porque para algunas religiones también la comida forma parte del rito. No podría haber, por ejemplo, jamón ni nada de cerdo. Y probablemente tampoco ninguna de las carnes que se venden en las carnicerías italianas, ya que, por ejemplo, los iraníes no pueden comer una res que no haya sido matada en ciertas condiciones, como, por ejemplo, sin haberle dado antes de beber y de comer. Y judíos y árabes exigen que cuando se mata a un animal esté presente uno de sus representantes para que certifique que la res fue degollada según el rito religioso. Y tampoco podrían comer pollo, que tendría que matarse lo mismo, haciendo correr la sangre y no retorciéndole el cuello como suele hacerse en Italia. Quizá la mejor solución podría ser una cena vegetariana.Pero, aparte de estas dificultades de tipo práctico-religioso, lo cierto es que la iniciativa del papa Wojtyla está recibiendo más adhesiones de lo que se esperaba en el mismo Vaticano. La última que acaba de llegar ha sido la del enviado de Jomeini, que será Sheykh Salman Gaffari, del clero sij, quizá futuro embajador ante la Santa Sede en Roma. Como también ha confirmado su participación el importante patriarcado ortodoxo de Moscú, quien enviará al primado Filarete en representación del primado Pimen, demasiado anciano para venir desde Rusia a Asís.

Por motivos de seguridad y para crear en Asís una atmósfera mística, las autoridades han anunciado que deberán desaparecer aquel día todos los coches de la ciudad. Todos deberán, empezando por el Papa, ir a pie por las calles medievales del Poverello de Asís.

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