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Notificado el cese a los ministros, de Industria, Presidencia, y Sanidad

Felipe González fue investido ayer presidente del Gobierno con el único apoyo de los 184 diputados socialistas. El resto de las fuerzas políticas votaron en contra, a excepción del Grupo Nacionalista Vasco, que se abstuvo. La segunda jornada de la sesión de investidura fue maratoniana -más de 10 horas- y se centró en torno al terrorismo. González prometerá esta mañana su cargo ante el Rey y es posible que hoy mismo dé a conocer su nuevo Gobierno, aunque no confirmó este extremo. Fuentes próximas a la Moncloa sugirieron anoche que el tema no estaba aún definitivamente cerrado. En cualquier caso, el presidente comunicó ayer el cese a los ministros de Industria, Presidencia y Sanidad.

El líder de la Coalición Popular, Manuel Fraga, presentó en la sesión de investidura 10 medidas concretas para combatir el terrorismo. Sin embargo, las intervenciones de los líderes de los grupos parlamentarios de la oposición tuvieron en general la misma falta de concreción y de soluciones de futuro que ellos mismos achacaron al discurso pronunciado el día anterior por el entonces todavía candidato a la presidencia, Felipe González.Las réplicas y, posteriores contrarréplicas de González se centraron también en buena medida en temas como la reforma del reglamente para permitir que Izquierda Unida forme su propio grupo parlamentario -pretensión que ayer se vio nuevamente denegada- y en las acusaciones de la oposición contra las parcialidades de TVE. Estas cuestiones acapararon la atención del debate en detrimento de cuestiones como la economía, la política exterior o las libertades ciudadanas.

La réplica global de González a la oposición tuvo un tono especialmente agrio en los párrafos que le dedicó al secretario general del PCE y líder de Izquierda Unida, Gerardo Iglesias, quien mantuvo una dura controversia con el presidente sobre los respectivos estilos parlamentarios. Iglesias acusó al Gobierno de cometer un "fraude político", lo que pareció irritar sobremanera al presidente.

Felipe González se mostró también mordaz en sus referencias al democristiano Óscar Alzaga y al presidente del Centro Democrático y Social (CDS), Adolfo Suárez, mientras se expresaba de manera triunfalista acerca de la política que su propio Gobierno Nevó a cabo en los últimos cuatro años.

Por otra parte, los derechos y prerrogativas de los diputados electos de Herri Batasuna quedaron desde ayer en situación de suspendidos, al haber sido llamados por tercera vez, desde la constitución de las Cortes, para jurar o prometer acatamiento a la Constitución y no haber comparecido en el palacio del Congreso. No obstante, podrán en cualquier momento, a lo largo de esta legislatura, solicitar que el presidente de la Cámara les llame nuevamente para acatar la Carta Magna y a partir de ese momento recuperar su condición plena de diputados.

La sesión, aburrida en general si se exceptúan estos escarceos, tuvo como única anécdota la alarma causada entre las fuerzas policiales, que ayer volvieron a extremar las medidas de seguridad, por el incendio de un contenedor de basuras cercano a uno de los accesos al Congreso. El humo invadió en un determinado momento todas las dependencias del palacio de San Jerónimo, mientras decenas de agentes rodeaban al sospechoso contenedor y numerosos chóferes y curiosos salían despavoridos, teniendo lo peor.

Páginas 11 a 13

Editorial en la página 8

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