Los dos shiíes indultados, a la espera de viajar a Beirut
Mohamed Abbas Rahal, de 23 años, y Mustafá Jalil, de 24, libaneses de confesión shií que fueron indultados por el Gobierno español el pasado sábado, permanecían desde primera hora de la madrugada de ayer en la sala de tránsito del aeropuerto de Barajas, a la espera de conectar con un vuelo que les traslade a Beirut. Su liberación fue exigida por los secuestradores de un policía español y dos funcionarios de la Embajada española en Líbano. Rahal y Jalil fueron condenados a 23 años de prisión por intentar asesinar a un funcionario libio.
Los dos libaneses indultados se hallaban ayer en la comisaría del aeropuerto madrileño de Barajas, en una sala de tránsito, realizando gestiones para desplazarse cuanto antes a Beirut. En la tarde de ayer, aún quedaban algunos trámites pendientes para culminar su intención de abandonar España.Por tratarse de una expulsión posterior al indulto gubernamental español, Rahal y Jalil viajarán a su país, probablemente hoy, sin custodia policial española. Fuentes shiíes en Madrid señalaron que, presumiblemente, los dos indultados viajarán a Beirut vía Atenas o Ginebra, ya que el próximo vuelo directo desde Madrid a Beirut no está programado hasta el viernes.
Fuentes policiales españolas señalaron por su parte que, probablemente, los dos libaneses no abandonarán Madrid, rumbo a Beirut, al menos hasta hoy lunes, a la espera de la conclusión de algunas formalidades.
La condena que les fue impuesta, además de por el atentado, fue también por tenencia ilícita de armas por parte de los dos jóvenes libaneses, quienes en la vista del juicio ante la Audiencia Nacional, en Madrid, indicaron que su deseo no era el de dar muerte al funcionario del Gobierno de Trípoli, Ahmed Idris, sino el de dar notoriedad al presunto secuestro por parte de las autoridades libias, en septiembre de 1979, del imán Mussa Sadr, líder de los shiíes libaneses, del cual se confesaron seguidores.
Desde junio del pasado año, Mohamed Rahal y Mustafá Jalil permanecían encarcelados cumpliendo condena en la prisión de máxima seguridad de Alcalá-Meco. Ya en aquel mes, a raíz del secuestro de un avión de la compañía aérea norteamericana Trans World Airlines (TWA), los secuestradores del avión exigieron, entre otras condiciones, la puesta en libertad de los dos libaneses indultados, petición que fue rechazada por las autoridades españolas.
El pasado 17 de enero, el mismo día en el que se establecieron relaciones diplomáticas entre España e Israel, personas que dijeron ser integrantes de la organización shií libanesa Banderas Negras, vinculadas al entorno familiar de los dos libaneses indultados, reivindicaron el secuestro en Beirut de Pedro Sánchez Anula, policía adscrito a los Grupos de Operaciones Especiales, GEO, y de los hermanos Asad y Gaspar Abdo, canciller y vicecanciller, respectivamente, de la representación española en la capital beirutí.
Sánchez Anula se acababa de desplazar a la capital libanesa para proteger, con otros compañeros, la sede diplomática española en Beirut. En el trayecto entre el aeropuerto y la ciudad un grupo shií armado secuestró a Sánchez Anula y lo mantuvo en cautividad hasta semanas después.
Berri, mediador
La organización Banderas Negras exigió entonces, como condición para liberar a Sánchez Anula y a los hermanos Abdo, la excarcelación y liberación de Mohamed Rahal y de Mustafá Jalil.Tras una laboriosa negociación entre el embajador español en Líbano, Pedro de Arístegui, y algunos familiares de los cautivos libaneses, a través Nabih Berri, dirigente de la organización libanesa Amal y ministro de Justicia de Líbano, los tres secuestrados en poder de Banderas Negras fueron liberados.
Por su parte, el Gobierno español estudió distintas fórmulas para expulsar de España a los dos shiíes encarcelados en Alcalá-Meco, con el propósito de que cumplieran el resto de la condena impuesta en Líbano. El sábado pasado, el Gobierno español optó por concederles el indulto, con el fin de que abandonen nuestro país.
Durante su estancia en la prisión de Alcalá-Meco, los dos jóvenes shiíes libaneses ahora indultados se negaron a ser trasladados a un hospital penitenciario ya que, pese a que padecían algunas dolencias, en una carta a las autoridades aseguraron que en la prisión recibían un trato correcto.
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