Fallece un hombre de un disparo tras discutir con el dueño de una finca
Un hombre de 40 años, Juan Camarero Tallón, resultó muerto en la tarde del jueves por un disparo de escopeta en la localidad granadina de Santa Fe, tras mantener una discusión con el propietario de una finca en la que un hijo suyo, de 13 años, había entrado a coger melocotones. El presunto autor del disparo, que se dio a la fuga y posteriormente fue detenido por la Guardia Civil en Granada, es Sebastián Muñoz Morillas, de 51 años, propietario de una gran zona de labor en el límite de Santa Fe. Durante el entierro, acaecido a última hora de la tarde de ayer, la asociación Pueblo Gitano llamó a los vecinos a manifestarse contra el racismo.Juan Camarero, de raza gitana, era padre de ocho hijos. Poco antes de su muerte, Juan Camarero se encontraba regando la chopera de Paco Carreras -apodo de Francisco Martín Capilla-, que linda con la finca de Los Bastianes, propiedad del presunto autor de los disparos y de sus tres hermanos, todos ellos solteros y con más de 50 años y, según sus vecinos, bastante reservados. Un hijo suyo, de 13 años, que le acompañaba en el trabajo entró en la finca colindante a coger melocotones, cuando fue sorprendido por Sebastián Muñoz y un hermano suyo.
Según el muchacho, su padre acudió en su ayuda y luego se produjeron dos disparos, uno al aire y otro contra el estómago de Juan Camarero, que no murió en el acto. El joven logró ocultarse entre unos árboles hasta que una hora después pudo trasladarse a su domicilio para comunicar la muerte de su padre. El cuerpo del moribundo fue arrastrado por los hermanos del sospechoso a las proximidades de su cortijada, desde la cual llamaron a la Guardia Civil. Para entonces, Sebastián Muñoz se había dado a la fuga hacia Granada. Sus propios hermanos facilitaron la pista que propició la detención.
Los Bastianes son gente adinerada del pueblo, con extensas propiedades, poco dados a la conversación con extraños. La finca tiene fama de estar bien protegida con perros guardianes, y la familia de Camarero recuerda que más de una vez fueron acosados por la jauría cuando apenas habían pisado las lindes. Los Bastianes está situado a kilómetro y medio de Santa Fe, y hasta ayer ningún extraño había podido atravesar sus cierres.
Un detalle repetido hasta la saciedad por la viuda era la motocicleta. En medio del griterío la mujer explicaba que le había aconsejado al marido, poco antes de marcharse, que no cogiera la moto. El vehículo apareció aplastado, quizá por un tractor, en las inmediaciones del suceso, sin que el muchacho, testigo directo de la muerte de su padre, ofreciera alguna explicación. El joven, sensiblemente turbado por las órdenes de sus familiares para que rectificara algunos detalles del suceso, caía en contradicción a menudo. La familia vive en una pobre vivienda del barrio del Perpetuo Socorro, donde la larga parentela era atendida, la noche del jueves por una niña de 12 años, mientras su madre y su hermano mayor aguardaban, junto con unos 30 vecinos, a las puertas del Instituto Anatómico Forense.
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