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Reportaje:Programa regional contra la droga / 2

Un tercio de los drogadictos abandona el tratamiento

La mayoría de los toxicómanos asistidos por el Programa Regional de Drogas de Madrid ha sido tratada en centros de la red pública -657-, y el resto -250-, en centros privados concertados. Los datos del registro acumulativo de estos drogodependientes en los centros públicos -ver el cuadro adjunto- desde octubre de 1985, en que se inició el programa, hasta junio de 1986 permiten ya algunas evaluaciones. El índice de los toxicómanos que abandonan el tratamiento en sus diversas fases es de un 30% aproximadamente. Dicha estadística indica a los responsables del programa que sólo un 30% terminará el período de año y medio o dos años que viene a emplearse en el tratamiento de rehabilitación.Con excepción del centro de Cruz Roja en la calle de Fúcar, de Madrid, que recibe pacientes de cualquier área urbana, en los demás se atiende la demanda del distrito donde se encuentran o sobre los que alcanza su influencia. Así se aprecia que la demanda media ha sido hasta ahora de 40 toxicómanos por centro.

Todavía no se han obtenido datos estadísticos precisos sobre las características de estos pacientes, pero los avances de la evaluación indican que la mayoría corresponde a una edad joven -entre 18 y 27 años-, con ligero predominio de hombres, de un amplio abanico de nivel social y sin trabajo. También la mayoría -un 90%- es politóxicómana, con la heroína como componente fundamental de su adicción. Y entre ellos se cuenta un porcentaje importante que padece daños fisicos graves.

"Cada drogadicto es distinto"

"No se puede tratar igual a un drogadicto de 12 años que a otro de 40. Cada drogadicto es distinto", explica Eusebio Mejías, coordinador del área asistencial del citado progrania. Y Pedro Enrique Mufloz, coordinador del programa, precisa: "Este programa se basa en un principio imprescindible: la voluntariedad y el compromisdo personal para la rehabilitación por parte del drogadicto. No se da asistencia a quien no se compromete voluntariamente a recibirla".

La Consejería de Salud y Bienestar Social de la Comunidad de Madrid, explica Mufloz, ha asumido el afrontar las consecuencias de este principio. "Somos conscientes de que hay sectores sociales a los que esta exigencia les parece muy dura. Y es dura. Pero es absolutamente necesaria. Sabemos que la asistencia no sirve para nada a un drogadicto que en realidad no la quiere. Y sabemos que si mezclamos a éstos con aquéllos que de verdad desean rehabilitarse, el resultado es negativo".

Para incluir a un drogadicto en el Programa Regional de Drogas, de Madrid, se le exige la firma de un contrato en el que exprese su voluntario deseo de rehabilitarse y el compromiso de aceptar el tratamiento, ya que si lo incumple no puede reincorporarse al programa antes de seis meses. Esta medida hace que la familia del drogadicto se implique más con fuerza en el proceso de rehabilitación.

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"El tratamiento debe tener en cuenta los factores familiares, sociales, laborales, legales, médicos, que concurren en cada drogadicto. En función de todo ello se le tendrá que dar una terapia u otra", razona Mejías. "Se nos ha imputado hace poco desde una organización poco transparente, El Patriarca, el que en Madrid sólo haya 16 camas hospitalarias de desintoxicación, como si esto fuese una deficiencia sustantiva que invalidase el programa, como si la desintoxicación en el hospital fuera lo fundamental. Hay mucha demagogia y mucho oportunismo en torno a este problema".

Según Mejías, la desintoxicación,en la actualidad, "es lo más fácil del tratamiento de un drogodependiente". "La gente", añade, "tiene que ir desechando la idea mítica de que el drogadicto lo pasa mal en la desintoxicación, todo eso del mono y del síndrome de abstinencia. Las camas hospitalarias no son la clave de un buen sistema de rehabilitación porque, además, no todos los drogadictos tienen que pasar una desintoxicación en un hospital". Mejías añade que, con los actuales métodos, la desintoxicación hospitalaria no lleva más de seis u ocho días, "y tampoco se trata de encamar permanentemente al drogadicto".

Interrelación de recursos

Este programa establece la eficacia del tratamiento en el régimen ambulatorio con actuaciones de reinserción social.

Los centros asistenciales indican los responsables del programa- están en contacto con el médico de cabecera, las asociaciones vecinales, los ayuntamientos y las juntas municipales de distrito y cualquier otra entidad en la que suele presentarse la demanda de ayuda.

Según sean las características del drogadicto, el tratamiento será exclusivamente en régimen ambulatorio o pasará por otras fases. Puede ser enviado a un centro de desintoxicación en un momento determinado o a una comunidad terapéutica -en la actualidad sólo hay una, de carácter rural, en Villaviciosa de Odón- para adecuarlo aquí, durante un período que suele ser de seis meses, a las condiciones necesarias para seguir posteriormente el régimen ambulatorio.

Este régimen trata de mantener en contacto al drogadicto con su entorno social habitual, en el que debe ser reinsertado libre de su dependencia toxicológica. En este sentido se busca la creación de una red de centros urbanos de rehabilitación.

Los actuales recursos no cubren las necesidades de los 8.000 drogadictos que se calcula existen en la región de Madrid. "Estamos aún bastante lejos de una cobertura satisfactoria. Y, en cualquier caso, el Programa Regional de Drogas", indica Muñoz, "no puede quedar en la mera asistencia, sino que tiende a poner en marcha una adecuada red de salud mental cuyo principal objetivo sea la prevención".

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