Favorables y contrarios al PRD se aprestan a un debate interno en Convergència
Varios dirigentes de Convergència Democrática de Catalunya (CDC, el partido de Miquel Roca) confesaban ayer que la dirección "jamás" se había planteado la hipótesis de que el Partido Reformista Democrático (PRD) no obtuviera ni un solo diputado. "Se barajaron muchas posibilidades, optimistas unas y realistas otras; pero nunca se negó ni a considerar un resultado así". Un miembro de la ejecutiva de Convergència descartó que fueran a abandonar a sus socios reformistas, pero admitió que se abriría un profundo debate sobre las, relaciones con ellos.
Los resultados cayeron como una bomba en la sede de CDC, haciendo olvidar el buen resultado de Convergencia en Cataluña, que incrementó su número de diputados de 12 a 18, aunque había alcanzado ni el objetivo mítico de "cambiar el dígito", en palabras de Roca (llegar a 20 o más diputados), ni la aspiración fundamental: ganar en Cataluña por primera vez en unas legislativas.Ayer, los locales de CDC y del PRD, estaban desiertos, sobre todo los de este último, donde ni se atendía al teléfono. Los pocos dirigentes de Convergència que estaban localizables manifestaban su desconcierto y, aplazaban cualquier declaración hasta dentro de unos días. Para mañana, miércoles, está prevista una reunión del secretariado de CDC; para el lunes, la del comité: ejecutivo; y para el 13 de julio, una sesión del máximo organismo de Convergència, el Consell Nacional.
El futuro de Miquel Roca
Sobre el partido planea el fantasma de una radicalización nacionalista por despecho. Roca ya expresó en la conferencia de Prensa que ofreció en la madrugada del lunes en Madrid su temor de que ocurriera algo así. "Vamos a reflexionar en Convergència si [el resultado del PRDI se debe a nuestra presencia en un proyecto político español", dijo. Y se apresuró a añadir: "Esa podría ser una explicación fácil que yo no haré".
Sin duda serán decisivas la opinión del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y la estrategia que personalmente quiera adoptar desde ahora frente al presidente del Gobierno, Felipe González, que tiene el argumento moral de estar respaldado por el PSC, primer partido de Cataluña por decisión de los electores al votar para el Gobierno central. Eso y la reacción de Roca, de quien no se descarta que replantee su futuro papel en Madrid o que regrese a Barcelona, constituyen las principales incógnitas, señalan las fuentes de Convergència.
En Madrid, Roca ratificó su compromiso y el de CDC con el proyecto reformista, pese a las distancias que había expresado en Barcelona respecto al PRD, al que se refería como "ellos", reservando el "nosotros" para Convergència. "Habrá un día", dijo, "en la atormentada política de este país, en que los ciudadanos apostarán por la modernidad". De todas formas, advirtió que la continuidad del PRD y su propio papel personal en él dependerá en primer lugar de los militantes.
Pasar cuentas
Uno de los pocos dirigentes de CDC que ayer accedió a hablar -aunque rogando que su nombre no fuera citado- expresó su temor de que quienes aceptaron a regañadientes la operación reformista cuando la impuso Jordi Pujol le pasen ahora cuentas a Roca.
Por lo que respecta a los dirigentes del PRD, en su noche triste fueron muy parcos en las declaraciones y se negaron a especular sobre el futuro. "Vamos a continuar esta lucha sabiendo lo difícil que es; nunca lo hemos ocultado, pero el reformismo representa un estilo político que debe permanecer en la escena política española. No es un partido coyuntural", afirmó Antonio Garrigues, presidente del PRD y candidato número dos por Madrid. Dicho esto, desapareció para evitar entrar en detalles con los, periodistas que le asediaban, especialmente con deseos de conocerla situación financiera del partido tras el descalabro.
Que el resultado no sería bueno lo intuían los reformistas los últimos días de la campaña. Jaume Camps, diputado autonómico de CiU, y amigo personal de Roca, ya no era muy optimista en sus previsiones la pasada semana.
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