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Una joven, atrapada en su coche accidentado, esperó una ambulancia durante 45 minutos

La joven Amalia Gil Pérez Andújar vivió en la madrugada de ayer 45 angustiosos minutos, con la cara ensangrentada y atrapada en la carrocería de su Seat Panda, en el kilómetro 7 de la carretera Nacional I, en la salida de Madrid. Las personas que intentaron auxiliarle veían desesperadas el retraso de los servicios de asistencia. Los bomberos llegaron al lugar del accidente cerca de 20 minutos después de producirse, y las ambulancias lo hicieron cuando la muchacha ya había sido extraída del amasijo de los hierros entre gritos de dolor y sin ningún tipo de asistencia médica. Los centros sanitarios La Paz y Ramón y Cajal están situados a apenas tres kilómetros del lugar del accidente.

El accidente se produjo poco después de las cuatro de la madrugada. El Seat Panda se salió de la calzada por el lado izquierdo, y chocó contra una farola. Amalia quedó con las piernas destrozadas y sujetas en los hierros retorcidos del motor y la chapa, con una profunda brecha en el labio y con diversas heridas producidas por los cristales rotos del parabrisas.

Los primeros vehículos que pasaban por el lugar avisaron a la Policía Municipal desde un teléfono de la urbanización La Moraleja, situada en las proximidades. La primera dotación llegó a las 4.15, y uno de sus integrantes avisó mediante radioteléfono a la Cruz Roja y a los bomberos. El primer vehículo de este cuerpo llegó pasadas las 4.20. Desde que se produjo el accidente, la decena de automovilistas que se había detenido para prestar auxilio intentaba calmar a la accidentada, que reclamaba insistentemente una ambulancia. Los automovilistas intentaban tranquilizarla, y también que, en los momentos en que parecía hacerlo, no llegara a desvanecerse.

Extracción sin médicos

Los bomberos utilizaron sopletes y palancas para extraer a Amalia de entre los hierros. Lograron hacerlo poco antes de las 4.45, en una operación dramática y entre gritos de la accidentada. Sus piernas estaban destrozadas, y uno de sus pies parecía irrecuperable. Ningún médico ni personal sanitario estuvo presente en la delicada extracción, cerca de 45 minutos después del accidente.En unos momentos de tensión, un agente de la Guardia Civil de Tráfico llegó a preguntar a los testigos, y por dos veces, si podían trasladar a la joven en un coche a un hospital, cuando en ese momento ya se encontraban allí dos vehículos de ese cuerpo, dos de la Policía Municipal, uno de la Policía Nacional y dos de los bomberos. Pero ninguna ambulancia.

Finalmente, Amalia fue trasladada en un vehículo zeta de la Policía Nacional al centro sanitario Ramón y Cajal. Dos minutos después de iniciarse el traslado llegaron dos ambulancias.

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Uno de los testigos preguntó a un policía municipal por qué no había llegado a tiempo ningún vehículo sanitario, y el agente se limitó a contestar: "Por lo de siempre". Un guardia civil explicó por su parte: "Hemos llamado tres veces a la Cruz Roja y han llegado ahora". La accidentada fue internada en la sección de reanimación de La Paz.

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